El 2014, LeBron James cumplía con la leyenda del hijo pródigo. Volvía a casa, a esos Cleveland Cavaliers de su Ohio natal que además le habían drafteado con expectación en 2003. Tres años después, una buena parte de los motivos de su retorno parecen cumplidos. Le dio un anillo a Cleveland en 2016 ante el equipo con el mejor récord de la historia. Esos Warriors que un año antes, y el pasado mes de junio, volvieron a alejarle de un anillo más que sumar a su mano.
LeBron, ahora con 32 años, y sus Cavs, afrontan esta temporada 2017/2018 con una mezcla de expectación e incertidumbre a partes iguales. Si es que ambos conceptos pueden separase. ‘El Rey’ podría apostar en los años que le quedan en la NBA por seguir intentando que el equipo de su Estado llegue lo más alto posible. El problema, el mismo que el curso pasado, el Big-Four que parece indisoluble en los Warriors. En la otra mano, la posibilidad de salir de su contrato -carta que se ha guardado desde que llegó- para agrandar un palmarés que por méritos y talento parece que se empieza a quedar corto para un jugador de su talla.
Para afrontar el que este año parece más que nunca decisivo los Cavs han cambiado de lugartenientes a su Capitán. O mejor dicho, se han visto obligados a hacerlo. El pasado mes de julio, poco después de perder las Finales, Kyrie Irving hacía revolverse a la NBA con un rumor posteriormente confirmado que aseguraba que el jugador quería salir. Según su versión, para hacer cosas más grandes por sí mismo. Según las malas lenguas, porque el propio LeBron no es tanto ese hermano mayor que muchos veían en el vestuario. A cambio llegaron Isaiah Thomas, el pequeño diablo y ángel a partes igual que la temporada pasada nos deslumbró con su nivel cuasi MVP con los Celtics desde su 1,74 metros de estatura (29 puntos por partido, poca broma), y Jae Crowder.
Piezas, y más piezas, las mismas a las que se añadiría posteriormente Dwyane Wade, el amiguísimo que se ha sumado en última instancia a este barco que parce virar en busca de un intento más por no abandonar la élite. Y que a día de hoy, antes de comenzar la temporada, parece claro que lo han conseguido.
Sin Irving pero con un roster más completo
La baja de Irving abrió de forma inesperada la necesidad de una semirreconstrucción de la que los Cavs han salido bien parados a priori. Además de Isaiah y Crowder, recibieron a Ante Zizic, prometedor europeo, y el pick en 2018 de los Nets, una carta inaudita en una franquicia de su nivel.
Todas las preguntas que nos deja el traspaso de Irving e Isaiah Thomas
Fue el precio que recibieron a cambio de armar al mayor rival que tienen en su lado de los Estados Unidos. Los Boston Celtics se hicieron con alguien que era mucho más que el segundo de LeBron. Irving era en cierto modo la magia de los Cavs, y sus triples decisivos en las Finales de 2016 son buena muestra de ello.
Pero una vez superado el escollo los Cavs parecen haber conseguido aunar un equipo más completo. A la llegada de Wade tras su buyout con los Bulls se suma el baratísimo Derrick Rose que firmó por el mínimo, Jeff Green, el turco Cedi Osman o José Manuel Calderón. Ni Wade será el de Miami, ni Rose el MVP -desde luego- de 2011, ni Jeff Green un atisbo de lo que prometía cuando jugaba con los Grizzlies, pero no dejan de ser actores con mucho que decir en el largo camino hacia el anillo.
La cadera de Isaiah y el verano de 2018
Sin embargo el proyecto de estos Cavaliers tiene como decimos una fecha de consumo preferente muy clara. El verano que viene. Tanto LeBron como Isaiah podrían salir dentro de menos de 10 meses del equipo.
El chiquitín, dolido por su salida de Boston, equipo en el que se dejó todo (absolutamente todo) está pendiente de cómo avance su lesión de cadera, que puede ser crucial en un jugador que depende totalmente de su explosividad. Sin embargo, viendo a Isaiah el año pasado anotar tras la muerte de su hermana horas antes en Playoffs, creo que quedan pocas dudas de que vuelva cuando vuelva -se le espera para diciembre- lo hará al máximo nivel que pueda dar y un poco más.
En el caso de LeBron, los gritos de sirena que siempre se escuchan desde Los Ángeles -ciudad que el jugador considera «su otra casa»- se hicieron más fuertes este verano. ¿Qué hay de cierto en ello? Todo y nada que podamos pensar. Lógicamente, a los Lakers les interesaría el año que viene hacerse con LeBron, pero también les interesó durante todo el curso pasado mantener cualquier rumor vivo ante el paso por el desierto que sufría el equipo. Ahora, con el Staples entretenido con Lonzo y compañía, quizá amainen. El equipo ya tiene su cuota de atención.
Pero lo cierto metiéndonos en la cabeza de LeBron es que él ya ha cumplido con Cleveland, y que estaría en su derecho de buscar un proyecto más seguro de cara a apurar sus opciones de sumar más títulos.
De ocurrir su salida, solo Kevin Love junto con Tristan Thompson quedarían como hombres fuertes con contrato en el equipo. Dos jugadores, y en especial del ex de los Wolves, de cuyo rendimiento dependerán muchas de las opciones por Cleveland este año.
Un pronóstico y un escenario para esta temporada: LeBron desatado
Tyronn Lue tiene pues conjunto de sobra para opositar a las Finales por mucho que este año su equipo haya reforzado al otro gran ejército del reino del Este. No sabemos si optará por mantener el ritmo de rotaciones que ha tenido el equipo en los últimos tres años, dejando a un lado el número de victorias para centrarse en la salud de equipo. Sea de una forma u otra, a día de hoy, y sin empezar la temporada, en una eliminatoria estos Cavs parecen seguir estando un peldaño -aunque cada vez más pequeño- de los Celtics en el Este, que sí que parece un equipo hecho para triunfar en la Regular Season.
Sin embargo, más que Lue, por el funcionamiento del banquillo de los Cavaliers podemos pensar que será más bien lo que LeBron quiera. Y ahí se abre un escenario que solo podremos reponder durante las próximas fechas: la posibilidad de que LeBron, ahora sin Kyrie y con Isaiah lesionado en el comienzo, pueda desatarse como jugador.
Y es que James lleva desde que volvió a Cleveland manteniendo un perfil de cierta indiferencia hacia el premio de MVP. Todos sabemos que por físico, talento y especialmente por inteligencia es el mejor con el permiso de lo que puedan decir quizá Durant o Kawhi. Pero quizá, y solo quizá, este año el Rey quiera marcar su territorio. ¿Nos imaginamos un LeBron desatado desde el comienzo de la Regular Season con el objetivo de demostrar que es él, y solo él, el mejor? Quizá pueda parecer imprudente dado que siempre ha preferido llegar con el 100% de la batería a Playoffs. Pero también da la impresión de que la salida de Kyrie, y el orgullo de ese jugador que una vez nos cansamos de llamar el heredero de Jordan, saquen a relucir su mejor versión de jugador total.