Nadie puede negar que hasta la fecha, los PlayOffs 2015 ya han conseguido una serie que será comentada entre los fans de la NBA durante unos cuantos años. Los Ángeles Clippers consiguieron este sábado pasar a segunda ronda tras eliminar a los San Antonio Spurs en un agónico partido. Todo se decidió en el último segundo del séptimo partido. Demasiados voltios para un partido de primera ronda que bien podría haber sido una Final de Conferencia.
El autor de la canasta final y la imagen fija del partido fue Chris Paul. El base, que está rozando el nivel MVP en esta postemporada, acabó con 27 puntos incluso después de que prácticamente desde el primer cuarto estuviera mermado físicamente. Un pinchazo en el muslo hizo pensar que no volvería a la cancha tras el descanso. Pero CP3 regresó, para bien de los suyos y gloria del baloncesto.
Su actuación recuerda irremediablemente a la de otro base con carácter que intentaba domar la NBA allá por finales de los ochenta y que conseguiría un par de anillos poco más tarde. Su nombre, Isiah Thomas. Su catálogo, 25 puntos con los Pistons en un solo cuarto andando prácticamente cojo en el sexto partido de las Finales de la NBA de 1988 contra Los Ángeles Lakers de Magic, Kareem y todo el talento del mundo.
Pese a finalizar el partido con 43 puntos, aquella heroicidad del ‘Bad Boy’ por antonomasia no tendría el final feliz logrado por Chris Paul anoche. Los Lakers ganarían aquel sexto partido de las Finales por 103-102, y tras empatar la serie, acabarían poniendo la puntilla en un séptimo encuentro en el que Thomas apenas pudo participar por las dolencias que arrastraba. Sin embargo, el baloncesto, que tiene tanto de justo como de vengativo, le devolvería a los Pistons su particular revancha dinamitando solo un año después a los Lakers en una reedición de estas finales que terminaría con un rotundo 4 a 0, y, a la postre, con un anillo en la mano de Isiah.
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Lo sé. Comparar una actuación de 43 puntos con una de 27 o un partido de primera ronda con unas finales es tan inútil como intentar comparar el baloncesto de finales de los ochentas con el actual. Pero ayer la actuación de Chris Paul reflejó toda la pureza del baloncesto. El jugador acabó casi llorando, consciente de que quizá el esfuerzo del partido le pase factura en su próximo enfrentamiento dentro de dos días contra los Rockets. Será la cuarta semifinal de conferencia del base que, nunca ha llegado a unas Finales. Justo las mismas que disputó Isiah Thomas antes de conseguir el anillo con los Pistons un año después de dejarse la piel jugando prácticamente cojo.