Mientras el graderío de los Heat se preparaba para dar una calurosa bienvenida a los hermanos Dragic, saltaba la mala noticia sobre la lesión de Chris Bosh. El ala pivot fue ingresado en el hospital tras sufrir síntomas severos de cansancio y problemas respiratorios. Todo hacía indicar que se trataba de un problema pulmonar, pero las pruebas médicas no fueron concluyentes hasta el viernes 20, donde se admitió la posibilidad de que los pulmones de Bosh tuvieran pequeños coágulos en la sangre. Esto confirmaba su baja definitiva para el resto de la temporada.
Una noticia dura, que da un varapalo al optimismo que se había desatado en el día de antes, tras la incorporación del base Goran Dragic. Con un Wade siempre entre algodones y la baja de Bosh, la franquicia de Miami tiene complicado aspirar a los PlayOffs.
Estamos ante el tercer caso en poco tiempo, de jugadores que han sufrido este tipo de lesiones pulmonares. La temporada pasada Varejao prácticamente se la pasó en blanco por este motivo y en este curso Mirza Teletovic y Chris Bosh han tenido la misma dolencia. No podemos generalizar, pero se trata de una lesión bastante peligrosa, que incluso puede ser mortal, como le ocurrió la semana pasada al ex jugador Jerome Kersey con 52 años, quien falleció por una dolencia similar a la que se le ha detectado a Bosh, según publica FOX.
La NBA tendrá que investigar a fondo este tipo de lesiones, ya que entrañan un riesgo grave y podrían tener orígenes diversos y desconocidos. El exceso de lesiones acumuladas, junto a la cantidad de horas de vuelo y todo tipo de sustancias complementarias que se administran a los jugadores, podrían ser alguna de las claves.