Es difícil no admirar las ganas de un equipo que parece negado a aceptar sus limitaciones, que compite al máximo en cada encuentro y que asfixia cada noche sus rivales en defensa, reduciendo al máximo sus virtudes. Sin Rose que, finalmente fue baja durante toda la temporada, los Bulls consiguieron un meritorio quinto puesto en la liga regular y se midieron en la primera ronda de los PlayOffs contra unos novatos pero talentosos Brooklyn Nets. A la ausencia de su jugador franquicia se unieron las de su otro jugador referencia, Luol Deng, en los dos últimos encuentros por gripe. Los mismos que se perdió Kirk Hinrich.
El librillo de Thibodeau parece eterno. Exige lo máximo a cada uno que sale a la cancha. Por eso opino que es el mejor de la liga. Existen muchos entrenadores que merecen ese galardón. George Kahl ha hecho jugar bien y competir el máximo a unos Denver Nuggets denostados desde la venta de Carmelo Anthony. Pero nadie exprime tanto los fundamentos para conseguir hacer sentir orgullosos tanto fans como rivales del derroche que experimentan los Bulls cada noche. Y el mejor ejemplo de ese esfuerzo es Joakim Noah. Ni mucho menos el más talentoso de los pívots, pero capaz de conseguir triples-dobles por su entrega, ha superado una fascitis plantar para acabar siendo clave.
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Up!
La capacidad de sacrificio de los Bulls. Consiguieron rascar una victoria de su segunda visita a Brooklyn, ganar el cuarto encuentro en casa tras tres prórrogas, vencer lesiones y enfermedades (Robinson jugó el sexto encuentro con gripe), y todo por demostrar que pueden aunque nadie de un duro por ellos. Ahora vienen los favoritos absolutos, Miami Heat, tras su mejor temporada. Se espera que Deng e Hinrich no puedan disputar el primer encuentro. También es de destacar la actuación de Carlos Boozer, Nate Robinson, Jimmy Butler y Marco Belinelli.
Down!
Los Nets en general. El señalado será sin duda Joe Johnson por terrible último encuentro (6 puntos, 2 de 14 en tiro) pero yo lo achaco más a Deron Williams. Salvo anoche ha sido el principal culpable de las derrotas de los Nets por no saber ejercer su papel de líder, anteponiendo sus números al bien del equipo. No puede ser que un jugador como Gerald Wallace declare en plenos playoffs que no sabe cuál es su rol en el juego de Brooklyn, ni que el al-pívot del equipo sólo sea capaz de rebotear (Reggie Evans). Parece que los Nets sólo juegan bien cuando todo viene de cara y sólo salvo a Brook Lopez.
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Las alternativas dieron la cara. Con la plaga de lesiones en plena ebullición, algunos de los secundarios de Chicago plantaron cara cuando Coach T confió en ellos. Krypto-Nate consiguió 34 puntos en el cuarto encuentro, 23 de ellos en el último cuarto del tiempo reglamentario. Marco Belinelli consiguió 24 puntos en el séptimo, igualando la anotación de Noah y ofreciendo dotes de capitán cuando tomó el rumbo descontrolado al comienzo del último cuarto. Jimmy Butler también ha sabido responder con números la confianza depositada en él.
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Charles Barkley lo explicó mucho mejor que yo en el show del descanso del último partido en TNT: «Los Nets sólo juegan. No tienen pasión. Es uno de esos casos en los que tienes tanto talento que lo das por hecho. No hay ninguna razón por la que Chicago pueda ganar este partido. Son mucho mejores. Brooklyn debería haber ganado esta eliminatoria hace dos partidos”.
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