Chicago Bulls o el arte de navegar a ciegas

Los Bulls caminan por su 50ª temporada en la élite con un equipo variopinto que tratará de adaptarse a las exigencias del Hoidball.

Atrás queda la lluvia de anillos que recordamos como epifanías al ritmo del I Believe I Can Fly de Seal en Space Jam. Parecía ayer cuando los Bulls eran candidatos a todo con Derrick Rose y Joakim Noah al frente comandados por el duro brazo del coronel Thibodeau, hoy al mando de de los prometedores Minnesota T-Wolves.

Para que el proyecto llegue a buen puerto en la temporada 50 de los Bulls en la NBA, es imperante que Jimmy Butler dé un paso adelante y se convierta en la superestrella que prometía ser capaz de llegar a ser. La marcha de D-Rose y Noah a Manhattan se llevó a cabo con tal propósito.

Con las sentidas marchas han llegado también ilusionantes incorporaciones. Wade y Rondo han conseguido tirar por tierra los rumores que les situaban como una pareja-cuadro a comienzo de temporada. En cualquier caso, incluso en el mejor de los escenarios el equipo va a sufrir las deficiencias en el tiro exterior de esta curiosa pareja.

Este es un proyecto de win or bust, que se conoce por allá. No se ha construido con tiempo ni con elecciones de draft. Tiene el acabado y rematado de una operación llevada a cabo en los despachos. Se ha ejecutado “lo menos malo” que diría Rajoy en una franquicia que llevaba el peor de los caminos posible, el del hundimiento lento con el capitán dormido en la zona de mandos. Esta reacción a tiempo le concede al equipo una pequeña ventana. Pero es poco probable que asciendan de la caverna.

Por el lado contrario, si se pierde se activará el botón de pánico y la solución será la peor posible para los deseos de cualquier fan: El tanking. Da dentera escucharlo al igual que se aparece en los sueños al presidente Jerry Reinsdor deletreándole “D-E-S-T-I-T-U-C-I-Ó-N”. El problema del ex de Iowa State no es tanto que el sistema funcione o no, es que se desconoce por completo. Pero no hay motivos para tanta pesadumbre, los jefes le han dado un año de prórroga y los resultados, al menos los iniciales, acompañan al técnico.

Los muchachos tienen que espabilar

No falta desde luego joven talento en el equipo. Jugadores como Nikola Mirotic, Bobby Portis o Doug McDermott tienen una gran oportunidad para demostrar de qué están hechos, pero tienen que darse prisa porque este tren no va a volver a pasar. El caso del español-montenegrino es el más clave y tendrá que centrarse en aupar a los Bulls con su capacidad anotadora para evitar ver a Taj Gibson poner en duda su titularidad.

Otro de los proyectos ilusionantes de la franquicia es el novato Denzel Valentine, drafteado en la posición 14 por la universidad de Michigan State. Tiene la presencia, el estilo, las capacidades y esa gran combinación nombre-dorsal que lo hace tan marketeable. Esperemos que no le tiemble la muñeca.

Javier Marmisa: Journalist, Digital Marketing & Media Pro. // 90's kid
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