Chicago Bulls: La plaza más difícil de torear en la NBA

No hubo malos vientos en Chicago el pasado verano. Recuperaron a Zach LaVine de una terrible lesión, firmaron a Jabari Parker y acertaron en el Draft con Wendell Carter Jr. Tres buenas noticias que situaban al equipo entre los candidatos a poder ocupar plaza de playoffs en un Este que se presuponía tibio tras la marcha de LeBron. Pero los Bulls no dejaron de recibir cornadas en forma de lesiones: Valentine, Dunn, Markkanen, Portis cayeron a principio de temporada y eso se tradujo en una montaña de derrotas que es difícil escalar a estas alturas. A mediados de diciembre su récord es 6-23, ocupando la última plaza de su conferencia y con la mente puesta ya en el siguiente curso.

Ni la recuperación de los citados jugadores (excepto Valentine), ni el cambio de entrenador, ha servido a los Bulls para tomar aire. Todo lo contrario, los problemas se acumulan y el mal ambiente crece. Aquí algunos de los puntos clave para entender la preocupante situación al norte de Illinois.

La marcha de Fred Hoiberg

Fue una sorpresa a medias. Por resultados podía ser comprensible, aunque en el vestuario, Hoiberg era querido y respetado por toda la plantilla. En sus tres temporadas y media apenas ha podido alcanzar los playoffs en una, y ha acumulado 155 derrotas en 270 partidos. El último curso le debilitó (27-55), pero todavía parecía contar con el crédito suficiente para aguantar, al menos, un curso más. El 5-19 inicial en la presente campaña le condenó definitivamente y puso así punto y final a su primera etapa como técnico en la NBA.

John Paxson, presidente de la franquicia, era uno de los más favorables a un cambio de rumbo. “Es imperativo que nos movamos para que los jugadores tengan buenos hábitos y evolucionen en la buena dirección”, dijo en el comunicado tras su despido. Lo cierto es que en esas tres temporadas y media los Bulls no han desarrollado una identidad que les haya permitido ser reconocibles. Hoiberg siempre se ha caracterizado por tener un temperamento frío, sin mucho poder de discurso y algo distante, incluso blando si lo comparamos con su relevo.

Con 46 años, Hoiberg se queda sin equipo, aunque es probable que pese a su mal papel en Chicago pueda encontrar un puesto de entrenador jefe cuando algún banquillo quede libre. De hecho, NBC Sports, ya le señala como el relevo perfecto de Thibodeau si los Wolves finalmente deciden deshacerse de él. Sería curioso que de nuevo un ex entrenador de los Bulls aterrice en Minnesota.

La llegada de Boylen y sus «duros» métodos

El puesto que dejó Hoiberg se lo quedó Jim Boylen, que hasta entonces era su asistente. Con más de 20 temporadas de experiencia a sus espaldas, siempre en un segundo plano, el nuevo entrenador de los Bulls quiso cortar por lo sano la mala situación deportiva del equipo, pero se dio de bruces con la realidad. En sus cinco primeros partidos apenas ha podido ganar uno, pese a contar ya con un Markkanen a pleno rendimiento. Justo en su cuarto partido al frente del equipo recibió una paliza histórica, la peor de siempre en los Bulls, cayendo por 56 puntos ante los Celtics. Aquello desesperó a algunos jugadores, que se negaron a acudir a la sesión de entrenamiento programada al día siguiente.

Al parecer, Boylen no tenía miedo a clavar las banderillas y enfrentarse a los jugadores, diciéndoles las cosas claras cuando ejercía de segundo de Hoiberg, algo que el ex técnico evitaba por completo. Tras ascender en su puesto, sus métodos han ido a peor y las nuevas sesiones de entrenamiento son más largas y duras de lo habitual. Zach LaVine y Justin Holiday programaron una reunión con el resto de la plantilla para generar un consenso y llegar a un acuerdo con Boylen para rebajar esa dureza extrema y comunicarle que no acudirían a dicho entrenamiento. 

Sin embargo, el cuerpo técnico tenía en mente realizar una sesión de pesas y vídeo, además de dar a entender que la reunión él también la tenía prevista. Tiró así al garete todos los planes de sus jugadores, que quedaron retratados ante una situación poco común en la NBA. Además, no parece que la plantilla tenga las de ganar en este tira y afloja, pues tanto Paxson como Gar Forman, General Manager de la franquicia, parecen estar al lado del técnico.

La salida de Jabari Parker de la rotación

Malika Andrews, de ESPN, soltó la bomba justo antes del partido entre Bulls y Magic en México. Jabari Parker iba a estar a partir de ahora fuera de la rotación del equipo. Algo que de momento parece confirmarse, pues en dicho partido se quedó en 4 minutos para 0 puntos. Minutos de la basura para un jugador que hasta el retorno de Markkanen estaba promediando 16 puntos y 7 rebotes en 31 minutos. Lógicamente la vuelta del finlandés le había restado protagonismo, pasando a jugar 22 minutos y bajando sus guarismos a 10,7 puntos y 5,7 rebotes desde el banco.

Boylen no confirmó en ningún momento que ese cambio en la rotación fuera a repetirse de ahora en adelante y lo justificó con una mera situación de partido. «Es muy difícil que jueguen los cuatro aleros. Es complicado para mí. Pero ya sabes, esto no se trata de una sola persona, se trata del equipo. Y cuando no estás en pista tienes que apoyar a tus compañeros. Todavía quedan un montón de jornadas y tenemos que apoyarnos mutuamente«, comentó tras la nueva derrota de los suyos.

En verano, los Bulls apostaron fuerte por Jabari, dándole 40 millones por 2 temporadas (la segunda con opción de equipo) pese a todo su historial de lesiones. El que fuera número 2 del Draft 2014 regresaba así a su Chicago natal para dar un paso adelante en su carrera y confirmar su enorme calidad. Pero el dulce hogar se está convirtiendo en amargo para el ex de Bucks, que ahora ve como su futuro queda en entredicho. A partir del 15 de diciembre ya se pueden traspasar a los jugadores que firmaron contrato en verano, y por tanto Jabari podría salir inminentemente, aunque la otra opción es que los Bulls rechacen su player option y vuelva a quedar libre en verano. Incluso se ha llegado a especular con un buyout, aunque no tendría demasiado sentido para Chicago pese a tener el modo tanking activado desde hace semanas.

Un problema generalizado en ataque

Los Bulls son el equipo que menos anota en una NBA donde se anota más que nunca. 101,4 puntos por partido son paupérrimos, aunque viendo sus porcentajes se puede entender el drama ofensivo. 44,2% en tiros de campo y 34,5% en triples, por supuesto en ambas facetas ocupan uno de los peores puestos en la liga. Aunque el dato es más chocante cuando nos paramos a ver que hasta 7 jugadores anotan por encima de los 9,5 puntos por noche, teniendo a LaVine como máximo exponente con 23,8 (12º máximo anotador de la NBA). El problema es que cada uno hace la guerra por su cuenta y no hay ni sacrificio para siquiera luchar por el rebote ofensivo (7,2 por noche, segundo peor registro) ni distribución de balón (21,8 asistencias por noche, entre los diez peores registros).

En cinco de las últimas seis derrotas apenas han superado los 91 puntos y ningún jugador exterior del equipo supera el 45% de acierto en tiros de campo. Peor es en el triple, ya que entre los que intentan al menos 2,5 lanzamientos por noche, tan solo Arcidiacono supera el 40% de acierto. Con estos datos es muy complicado sacar partidos adelante y el calendario tampoco les guarda agradables sorpresas. Spurs, Thunder, Pacers, Raptors o Warriors, son algunos de los equipos con los que se tendrán que ver las caras en menos de 30 días.

No quiero cerrar estas líneas sin dejar un mensaje de optimismo a los aficionados de los Bulls, si es que han podido llegar hasta el final sin haber derramado una lágrima o simplemente habiendo cerrado la página. El dúo Carter Jr y Markannen puede ser uno de los mejores frontcourts de la liga en poco tiempo y la posibilidad de atrapar en el próximo Draft a talentos de la talla de Zion Williamson, RJ Barrett o Rui Hachimura, debe ser motivo suficiente para ver el futuro con esperanza.

Sergi Concha: Estudiante de Periodismo Deportivo. Editor de SweetHoops.com. Puedes escucharme en Banana Boat Podcast.
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