Cuando todo el mundo pensaba que iban a la deriva, los Philadelphia 76ers han empezado la temporada siendo la mayor sorpresa de la liga y, también, el equipo de moda en la NBA. Ni los más osados podrían pensar que los del la ciudad del amor fraterno empezarían el curso con un 3-0 de salida, rompiendo todos los pronósticos y haciendo que el público exclamara al ver su juego.
Las sorprendentes victorias ante Miami, Chicago y Washington han puesto todas las miradas sobre un equipo que parecía dinamitarse al comienzo de este verano al traspasar a su mejor hombre, Jrue Holiday, a los New Orleans Pelicans. Y de entre toda la vorágine, sobre sale un nombre largo. Michael Carter-Williams, el rookie llegado desde Syracuse y que ha guiado a los suyos hasta estas tres inesperadas victorias.
El número 11 del pasado draft entró en la liga por la puerta grande, recogiendo el espíritu de Iverson para dominar a los vigentes campeones con unos números históricos. 22 puntos, 12 asistencias, 7 rebotes y 9 robos, rozando el que hubiera sido el quinto cuádruple en más de 50 años de NBA.
A su lado, la ascensión del pívot Spencer Hawes, el buen hacer de Thaddeus Young y la consistencia del futuro All Star Evan Turner han llevado a los Sixers hasta límites insospechados.
«Good Job»
El talento desplegado por Carter-Williams ha obligado a rendirse a jugadores como el mismísimo LeBron, que tras caer en Philadephia solo pudo decirle «Buen trabajo». Ahora, a la espera de los derroteros que le espere a la temporada de los Sixers, sí que está claro que el equipo no piensa en el tan nombrado ‘tanking’, haciendo que muchos nos tuviéramos que tragar nuestras palabras, para después rendirnos ante la evidencia y el juego entretenido de un equipo que, sin presiones ni aspiraciones, ha dominado la Conferencia Este en la primera semana de competición sin apenas tener tiempo para posar ante los flashes.
View Comments (0)