La NBA anunció este jueves sus candidatos a recibir los Premios de la temporada 2017/2018. Entre ellos, los entrenadores. Brad Stevens (Celtics), el cesado Dwane Casey (Raptors) y Quin Snyder (Jazz) optan oficialmente al título de candidato del año. Aunque en Playoffs solo Celtics siguen vivos, la votación se lleva a cabo en base a los méritos hechos durante temporada regular. Con el milagro de los Celtics sin Hayward, el título de campeones de conferencia de los Raptors por primera vez en su historia de Casey, a quien su descalabro en Playoffs contra LeBron le ha costado el puesto, o la auténtica revelación de juego y compromiso de los Jazz de Snyder, todos parecen haber hecho méritos para llevárselo, pero estos son sus argumentos:
Brad Stevens
El entrenador de los Boston Celtics es, de los candidatos, el que tiene mejor plantilla, pero este factor se truncó desde el primer partido la lesión de uno de sus jugadores estrella, Gordon Hayward, que no jugaría en toda la temporada y, posteriormente, se sumarían bajas commo las de Irving, Smart o Theis. Es por estas bajas que lo normal hubiera sido ver a los Celtics más abajo de lo pronosticado, pero no ha sido así. Y es que Stevens ha sabido reinventar a un equipo extremadamente dañado y llevarlo a ser segundos en una conferencia Este protagonizada por el dominio de los dinosaurios canadienses.
Como ha hecho desde su primera temporada, Stevens y sus Celtics han siempre mejorado su récord año tras año, y esta vez no iba a ser una excepción: de 53 a 55 victorias con un equipo bastante más mermado.
Entre sus méritos más destacados este año, ha conseguido convertir a Jaylen Brown de un jugador defensivamente notable a una amenaza en las dos partes de la pista, con una gran mejora en el tiro (de 6.6 puntos a 14.5), ha integrado al rookie Jayson Tatum desde el principio en el sistema, aportando desde el minuto 1 (13.9 puntos, 5 rebotes y 1.5 asistencias), aprovechar a un Monroe que parecía una sombra de aquel jugador que formó pareja con Drummond en Detroid (10.2 puntos y 4.3 rebotes) o convertir a Rozier o Morris de alternativas en ataque a verdaderos líderes en el apartado ofensivo hoy en día (11.3 y 13.6, respectivamente).
Para competir por el anillo, ha construído un equipo basado en la defensa y los triples, imitando el sistema de Kerr y sus Warriors, añadiéndole sus genialidades tácticas, como la que ocurrió contra Raptors, cerrando la pintura y secando su ataque. A pesar de las lesiones, no hay que dejar de contar con los Celtics, menos aún cuando tienen de entrenador a Brad Stevens.
Dwayne Casey
Si hay un equipo que ha demostrado una tremenda mejoría respecto al año pasado en el Este, ese son los Raptors… hasta que llegara su ogro de siempre en Playoffs: LeBron. Si bien es cierto que su éxito se ha basado en DeRozan y en el mejor banquillo de toda la NBA, Dwayne Casey ha tenido mucha culpa de esta gran temporada. Primeros del Este y con el mejor récord de la historia de la franquicia (59-23). Su cese tras la eliminación en postemporada ha caído con sorpresa en Canadá. Y la prueba es que figure entre los candidatos oficiales a Entrenador del Año.
Sería realmente gordo que se llevara el premio ya cesado.
El exentrenador de los de Toronto (resulta paradójico escribir esto, la verdad) consiguió en temporada regular compensar los bajones de Lowry y Valanciunas con un juego centrado en un DeRozan que, cada vez más, se atreve a lanzar desde lejos. Además, ha exprimido hasta el último momento a un banquillo que lideró la NBA en puntos, con VanVleet como líder indiscutible. Pero no sólo su ataque ha sido de los mejores de la liga (segundo mejor ráting ofensivo y cuartos en puntos por partido), sino que su defensa también ha sido un factor diferencial: sólo han permitido 103.9 puntos por partido (sextos mejores), tirando sus rivales con un porcentaje de 44.9% de acierto.
Sin Casey los Raptors inician una nueva etapa, pero han cerrado su mejor curso de siempre. Sería realmente gordo que se llevara el premio ya cesado.
Nuestra apuesta, Quin Snyder
La proeza de los Jazz era inimaginable meses atrás. Después de perder a su estrella principal, Gordon Hayward, se preveía que estos Jazz eran carne de lotería. Sin embargo, bajo el liderazgo de Donovan Mitchell y siguiendo la batuta de Quin Snyder, los de Salt Lake City han levantado el que parecía un proyecto hundido y se han convertido en la revelación de la temporada acumulando uno de los mejores récords desde el All-Star y metiendo al equipo en Playoffs, superar una ronda, y caer con honor ante los Rockets.
Todos los halagos son dados a Donovan Mitchell, que sin duda los merece, pero poco se habla de la labor del entrenador, que ha basado su juego en un defensa que recibe tan solo 99.8 puntos por encuentro, segunda mejor marca de la liga. Además, han sido los cuartos que más roban (8.6) y los novenos que más taponan (5.3), siendo el equipo que menos puntos han recibido al final de la liga, empatado con los Spurs. Esta defensa rocosa, capitaneada por un Rudy Gobert (4 en win shares defensivo) y un equipo unido que luchan en el lado defensivo. Rubio y Mitchell (3.8), Ingles (3.6) y Favors (3.5) son otras piezas que Snyder ha conseguido amoldar a su exitosa defensa.
No sólo es el trabajo defensivo y el talento de Mitchell y compañía en ataque, sino la buenas decisiones que se han tomado desde los despachos. Traer a Ricky Rubio, draftear a Donovan Mitchell y la más polémica y a la par beneficiosa: traspasar a Joe Johson y Rodney Hood por Jae Crowder y Derrick Rose. Joe era un veterano que no contaba con minutos y Hood quitaba minutos a Mitchell y se necesitaba un buen alero suplente y se apostó por Crowder, un jugador del tipo que le gusta a Snyder, trabajado en ámbos lados. Su llegada ha mejorado mucho la química en el vestuario y fue el impulso final del equipo.
El que se quedó fuera: Terry Stotts
El entrenador de Blazers debe estar de manera obligatoria en las discusiones por este galardón. Su equipo cayó con sorpresa contra los Pelicans en primera ronda, pero si nos ceñimos a RS (lo que cuenta en este premio) merece un mención la regularidad de un equipo que está ahí siempre con rosters inferiores a los mejores del Oeste.
Después del 11 de febrero, cuando perdieron 96-115 contra Utah Jazz, albergando un récord de 31-26, los Blazers despegaron rumbo a la tercera posición. Stotts ha basado su éxito en un equipo que recibe solo 103 puntos por partido, quintos en este apartado, sumados a un gran acierto desde la línea de tiros libres, con un 80% (terceros), su gran capacidad reboteadora (terceros) y séptimos en tapones.
Stotts fundamenta su equipo en la dupla C.J McCollum-Lillard, que suman un 57.1% de uso cuando están en cancha y suman 21.4 y 26.9 puntos por partido respectivamente, respaldados por un Nurkic que parece haberse acoplado bien al sistema y dos jugadores de corte defensiva que siempre trabajan en cancha en ámbos lados, como son Al Farouq Aminu y Evan Turner. A pesar de ser el equipo que menos asistencias da, los pases son innecesarios cuando tu ataque se basa principalmente en jugadas individuales con apenas movimiento de balón.
Stotts ha manejado a los Blazers con saber hacer ya durante seis temporadas, y merece sus réditos aunque este año le haya salido el tiro totalmente por la culata.