Como casi todo lo que ocurre en los últimos años en los Lakers, la elección del nuevo entrenador para la temporada 2014/2015 ha estado cargada de anomalías. Hasta tres meses ha durado el baile de nombres sobre el posible nuevo ‘coach’ que dirigiría a los angelinos, una decisión que al fin se ha alcanzado este sábado. Byron Scott será el elegido de dirigir a los de Oro y Púrpura durante los próximos 4 años a cambio de 17 millones de dólares. Un hombre bregado en varios equipos y circunstancias distintas y que lleva el sello Laker en la piel, no en vano, defendió durante 10 temporadas la camiseta angelina junto a Magic o Kareem consiguiendo 3 anillos en la mítica era del Showtime. Scott sabe lo que hace y parece saber a donde llega.
Después, como a todos, llegaría su descenso al meterse en terrenos pantanosos dirigiendo a los Cavs en la traumática era post-LeBron. Ahora, a sus 53 años, Scott vuelve a su casa de siempre, la que está más revuelta que nunca. Su amistad con Kobe Bryant, con el que coincidió en su año rookie cuando volvió a los Lakers para cerrar su carrera, y su contrastado saber hacer en equipo de menor entidad parecen avales suficientes como para dirigir a un equipo que este año tiene como único objetivo salvar la temporada entrando a PlayOffs. La Agencia Libre del 2014 ya ha repartido sus mejores cartas y a los Lakers no les ha tocado ninguna. Sin embargo, el fichaje de Scott, decidido en una especie de cónclave de Oro y Púrpura que ha durado varios meses, parece el primer atisbo de cordialidad en las oficinas de Lakerland.
Veremos que le depara el futuro de un equipo cuyo crecimiento está supeditado al regreso de Bryant, el buen hacer del grupo de jóvenes liderado por Julius Randle y el carácter que pongan sobre la cancha jugadores de vuelta como Carlos Boozer a no ser que los Lakers acaben rascando en las últimas horas del mercado alguno de los jugadores que aún quedan disponibles. Al menos, al fin, parece que la nave Laker toma rumbo a alguna parte.