Y lo consiguieron. Los Golden State Warriors de Stephen Curry ya son el equipo que ha conseguido el mejor arranque de la historia de la NBA tras vencer este martes a los Lakers por un solvente 111-77. Casi nadie apostaba porque no lo consiguieran después de verles un arranque de curso donde han ido solventando partidos a base de acierto y de parecer, casi, estar tocados por una barita mágica.
16-0 para empezar la campaña, superando los dos mejores registros anteriores. Un récord que llevaba más de 67 años vigente hasta la pasada madrugada y que por lo tanto requiere bucear en la historia de liga para ponerlo en perspectiva.
Ojo porque la inmersión es profunda. Hace falta echar el reloj atrás hasta el año 1948 para encontrar el primer gran equipo al que consiguieron superar. Fueron los Washington Capitols de la prehistoria NBA… de hecho, ni la liga se llamaba así. Para hacerse una idea, aquel año fue en el que se inventó el LP. Sí, el disco de vinilo por el que ahora muchos nos pirramos en busca de un ejemplar algo extraño. Si escuchabas veinte minutos de música seguida en esa época te podías sentir un afortunado. Para los historietas, la Guerra Fría comenzaba su cara más cruda con el bloqueo de Berlín vigente, fue también el año en el que se creó oficialmente el estado de Israel, y también fue el año en el que asesinaron a Gandhi. Pero no estamos aquí para hablar de cosas tristes.
A lo que íbamos, lo que unos años más tarde se llamaría NBA hasta nuestros días se conocía entonces con el nombre de BAA (Basketball Asociación of América). El baloncesto comenzaba a tener buena aceptación entre las masas y un grupo de empresarios crearon en 1946 lo que sería el germen del prodigio de estos días. Solo once equipos -doce después- disputaban aquellos encuentros y uno de ellos eran estos Capitols que en la temporada 1948-1949 conseguirían un arranque de 15-0.
Aquel equipo ya tenía mucho para ser recordado en la historia del baloncesto mundial. Su entrenador era el mismísimo Red Auerbach -que se afilió a los comienzos fulminantes además de llevar a los Celtics a la dinastía que aún hoy les reverdece- y estaban comandados por el escolta Bob Feerick y el alero ‘Bones’ McKinney. Ambos fueron elegidos en el segundo mejor equipo de la temporada ¿Por qué el segundo? Pues porque el primero estaba copado por los jugadores de los entonces Minneapolis Lakers, dirigidos por el enorme George Mikan y que les ganaron en las finales. No tuvieron mucho más recorrido estos Capitols. Un año después la liga pasó a denominarse odicialmente NBA tras fusionarse con la NBL, y el equipo capitolino duró tan solo hasta el año 51. Eso sí, mantuvieron un récord respetado hasta anoche.
Y es que para encontrar un equipo que haya igualado a los Capitols hasta la llegada de Curry y compañía hay que avanzar en nuestra particular máquina del tiempo hasta 1993. El baloncesto estaba en estado de shock tras la repentina primera retirada de Michael Jordan, y se buscaba sustituto. Ahí aparecieron unos Rockets con hambre para dar y repartir dirigidos desde el banquillo por Rudy Tomjanovich y, como no, con el faro del bailarín de claqué de Cotton Club, que diría Montes: Hakeem Olajuwon.
Él era el referente, pero no estaba ni mucho menos solo, Vernon Maxwell u Otis Thorpe le acompañaban en un quinteto que también formaban el eterno Robert Horry y Kenny Smith. Ah! y además contaban con un rookie no apto para rodar anuncios de gafas, pero sí muy bien mandado, Sam Cassell, además de -como recordarán nuestros amigos venezolanos- al primer ‘vinotinto’ que pisó la NBA, Carl Herrera. Los fans de los Thunder, en aras de crear su particular historia, también sabrán que por allí andaba dando saltos Scott Brooks desde el puesto de base. Estos Rockets sí que conseguirían el primero de sus dos anillos seguidos ese curso venciendo a los Knicks en unas antológicas finales.
En resumidas cuentas, un álbum plagado de nombres ilustres al que ahora se suman los de Curry, Klay Thompson, Iguodala, Bogut y compañía que han saltado por los aires un récord que llevaba la friolera de 67 años esperando alguien que le jubilara.