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Boston Celtics: Un trébol de ocho hojas
Quien iba a pensar que tras la primera jornada donde Gordon Hayward, la gran apuesta en la agencia libre, se rompiera el tobillo y los Celtics cayeran derrotados ante los Cavaliers, un mes después el equipo marcharía con un balance de 13-2 con todas esas victorias llegando de forma consecutiva.
Se convierten así en el único equipo de la historia en lograr 13 triunfos seguidos tras empezar perdiendo los dos primeros partidos. Además, esta es la mejor racha de la franquicia desde la temporada 2008-2009, un año después de levantar el título.
He querido resumir en ocho factores los que han llevado a los Celtics a estar comandando el Este con puño de hierro y a conseguir una de las mejores rachas de los últimos tiempos. Esta jueves se enfrentan a su espejo en el Oeste, los Warriors, también en racha y con ganas de dar un golpe sobre la mesa. Aunque probablemente cuando leas esto ya se habrá decidido el partido, el contador verde estará en 14 seguidas o volverá a 0. (Actualización: efectivamente, tras remontar en el tercer cuarto, los Celtics ganaron a los Warriors)
Kyrie Irving, un leprechaun disfrazado de jugador de baloncesto
Cuenta la leyenda que los leprechauns son seres pequeños, ricos y traviesos. Si fijas la mirada sobre ellos no pueden escapar, pero en el momento que parpadeas, desaparecen. Irving es probablemente el jugador más excitante de ver en estos momentos, su electricidad, unido a un manejo de balón superior al de cualquier base y un lanzamiento exterior mortífero, le hacen un pequeño rico travieso que define a la perfección el concepto de “si parpadeas desaparece”.
Kyrie llegó a Boston para liderar, y desde el primer día se ha puesto manos a la obra para ganarse ese status que quizá aún le faltaba lograr en Cleveland. Ahora ya nadie puede dudar de él, está en un equipo igual de competitivo que su anterior hogar y ahora sí, es el líder. Dirige con maestría a uno de los equipos más jóvenes de la liga, anota, asiste, recupera atrás, incluso se enfunda una máscara y atisba súper poderes.
Irving llega a Boston para colocar su nombre entre los grandes: Cousy, Russell, Bird, Pierce, Garnett… y tantos otros. No es fácil ser recordado en la franquicia más laureada de la historia, pero Kyrie tiene duende.
Hasta el momento: 20,6 puntos, 5,2 asistencias y 2 robos por noche.
Kyrie ????!!!! pic.twitter.com/3Pq0pQjJWX
— Sweet Hoops NBA (@SweetHoopsNBA) October 27, 2017
Un muro inexpugnable en defensa
Justo al contrario que los Cavaliers, los Celtics están diseñados para defender, contando en su plantilla con algunos de los mejores defensores de la liga. Marcus Smart, Jaylen Brown o Kyrie Irving son excelentes defensores de perímetro, mientras que Al Horford, en los mejores números defensivos de su carrera, Aaron Baynes o Daniel Theis son buenos protectores del aro. A ello hay que sumarle la labor de Jason Tatum que también aporta en la faceta defensiva.
Los números no mienten, y atestiguan que los triunfos verdes se cimientan desde atrás. Algunos de los impresionantes datos defensivos:
- Mejor equipo en Defensive Rating (Puntos del rival por cada 100 posesiones) con 95,8ppp, 3 menos que los Thunder.
- Cuarto equipo que más rebotes defensivos captura con 36,7.
- Segundo equipo que menos puntos tras pérdida permite con 14.
- Cuarto equipo que menos puntos en segunda oportunidad permite con 9,7.
- Tercer equipo que menos puntos al contraataque permite con 7,7.
- Mejor equipo en Opponent Effective Field Goal Percentage (Porcentaje efectivo de tiros de campo del rival) con un 48%.
They say defense wins games ¯_(ツ)_/¯ pic.twitter.com/f72sQ6eyNE
— Boston Celtics (@celtics) November 13, 2017
Jayson Tatum, un rookie disfrazado de veterano
La vuelta de Marcus Morris y la total recuperación de Al Horford han devuelto a Tatum al puesto de alero, aunque ya ha jugado algunos partidos en el puesto de 4 con notable rendimiento. Esa versatilidad, unido a la baja de Hayward, han hecho que el ex de Duke haya tenido que asumir un papel protagonista desde el primer momento, que le ha venido como anillo al dedo.
Pese a sus 19 años Tatum demuestra una madurez física y mental muy por encima del resto de jugadores de su generación, y no estamos hablando de una generación cualquiera. Ainge lo tenía claro desde el primer momento, si hubiesen elegido con el pick 1 el seleccionado también hubiese sido Tatum. Hoy entendemos por qué.
Sus 14 puntos por partido llegan con unos porcentajes por encima de la media, 50% en TC Y 48,9% en T3, siendo el rookie con mejor porcentaje en esta última faceta y el cuarto que más triples ha anotado. Sin ser un gran especialista en el tiro está sabiendo seleccionar muy bien sus lanzamientos, tomando decisiones correctas y asumiendo la responsabilidad cuando toca, siempre en beneficio del equipo.
Jaylen Brown, un superdotado dentro y fuera de la cancha
La vida de Jaylen fuera de la cancha no es la típica historia de un joven americano que ve como de repente, la fama y el dinero llegan a su vida y empieza a derrochar o dejarse llevar. La vida de Jaylen está marcada por el orden y la normalidad, y ahí radica su éxito al convertirse en uno de los mejores jugadores jovenes de la NBA en solo su segunda temporada y ser una pieza básica del mejor equipo del momento.
Brown es un aficionado al ajedrez, practica yoga, medita, aprende español y es vegano, esto último una tendencia al alza a la que por ejemplo su compañero Irving se ha unido recientemente. Además admira y practica la ética de trabajo que utilizaba Kobe Bryant en su día a día, levantándose a las 6 de la mañana para ir a entrenar en solitario.
Todo ello le ha valido para ser el jugador con más minutos en los Celtics y promediar 14,7 puntos y 6,7 rebotes, doblando de largo todos sus registros de la anterior campaña, algo lógico para un sophomore que sin embargo, al igual que Tatum, parece que lleve jugando en el equipo desde que Larry Bird enmudecía al Garden.
Días antes del Draft de 2016, donde fue seleccionado en el tercer puesto, él mismo describía así sus emociones: “I wouldn’t call it excited. I would say ready. I overly ready. I am ready to get to the city that I get drafted by. I am ready to dive into the culture, the community. I’m ready to get started. I’m ready.” Y vaya si estaba preparado.
Let’s finish this. #CUsRise pic.twitter.com/4JruxiFdIe
— Boston Celtics (@celtics) November 11, 2017
Brad Stevens, una mente privilegiada
Stevens llegó a la NBA con la vitola de gran entrenador en la NCAA, con los Bulldogs logró alcanzar, sin éxito, dos Final Four consecutivas.
No era fácil sustituir a Doc Rivers, toda una institución en los Celtics tras 10 años y un campeonato, pero Boston apostó en ese momento por una reconstrucción total que incluía también un entrenador totalmente novato. La apuesta fue arriesgada, pero vencedora.
A excepción de su primera temporada (25-57) todas las demás han sido exitosas y progresivas: 40-42, 48-34 y 53-29 alcanzando las Finales del Este en la última campaña. Esta temporada el record es ya de 13-2 y sumando, en progresión de superar las 53 de la temporada anterior. Stevens ha puesto su sello personal a una plantilla joven pero con personalidad, basando su estilo en la defensa y en el desequilibrio que generan sus bases: Isaiah Thomas antes, Kyrie Irving ahora. El aclarado es el recurso más utilizado en el esquema del entrenador, aunque el movimiento de balón y extra pass también convierte a los Celtics en un equipo con múltiples recursos.
La gestión del vestuario es otro de los grandes éxitos de Brad, logrando involucrar a todos sus jugadores y asignando roles muy concretos. La rotación (11 jugadores con minutos importantes) y gestión de minutos (nadie supera los 32 por partido) es otro de los sellos inconfundibles del ex de Butler. Claro que también ayuda la profundidad y juventud de la plantilla con la que cuenta.
Ahora, en su quinto año en la NBA es ya considerado, de forma unánime, como el mejor entrenador de la liga (Popovich a parte) y busca poder conseguir ya el trofeo que lo acredite como tal, un trofeo que probablemente mereció la temporada pasada.
Happy 41st birthday to @Celtics head coach Brad Stevens! pic.twitter.com/CHYmY78wBS
— Only In Boston (@OnlyInBOS) October 22, 2017
Danny Ainge, la paciencia como modus operandi
Ainge tuvo en su poder un buen lote de rondas del Draft valiosas, preparadas para rearmar cualquier equipo en los próximos cinco años. El mercado le tentaba con estrellas presentes de la NBA las cuales le exigían cambiar algunos de esos valiosos activos. Rechazó cualquier propuesta, esperando su momento; y su momento es ahora.
Muchos le tacharon de amarrategui, cobarde o perdedor, pero él hizo caso omiso a las criticas y fue paciente, una paciencia que le ha acompañado durante toda su carrera deportiva, ya fuese como jugador o en los despachos y que hasta ahora le ha resultado positiva. Este verano decidió que ya era el momento de dar un golpe sobre la mesa e ideó tres jugadas maestras:
- Traspasar el pick 1 a los Sixers a cambio del pick 3 y futuras primeras rondas. A la postre un Fultz lesionado en Phila y un Tatum a nivel estelar en Boston.
- Conseguir a Gordon Hayward en la agencia libre. Probablemente el pez más gordo del mercado este verano por el que luchaban Heat, Jazz y Celtics. El proyecto de Ainge y Stevens convenció al alero, aunque ya sabemos como ha acabado la historia…
- Traspaso de Irving. Quizá el pack fue demasiado (Thomas, Crowder, Zizic y la 1º ronda del Draft de 2018 vía Nets, pero Kyrie es todo lo que necesitaban los Celtics y estamos viendo el resultado.
El Garden: Cada noche, una noche de Playoffs
El TD Garden respira la historia de los Celtics en cada esquina y la afición de Boston es siempre una de las más ruidosas y apasionadas de la NBA. Todo ello crea una atmosfera única cada noche que convierte al público en el 6º hombre.
El parqué clásico de la cancha realza la tradición de baloncesto en una ciudad acostumbrada a ver a su equipo en lo más alto.
Por capacidad, 18.600, el Garden no es ni mucho menos el pabellón más grande de la liga, pero si donde desde el primer partido de fase regular se respira ya un ambiente a Playoffs que intimida a cada rival que aterriza en Boston.
The #Celtics are taking on the Spurs tonight at #TDGarden! Doors open at 6PM. Know before you go: https://t.co/fgwjUbUXIj pic.twitter.com/cGCJbjHwCe
— TD Garden (@tdgarden) October 30, 2017
Todos aportan desde el banquillo
Sin olvidarme del lujo que es tener uno de los pívots con mejor visión de juego y con un evolucionado lanzamiento exterior como es Al Horford y un alero grande y versátil como Marcus Morris en el quinteto, otra de las claves más importantes del éxito de los Celtics reside en sus suplentes.
Como he comentado anteriormente, el tener una rotación de 11 jugadores con más de 10 minutos por partido permite tener en ritmo a todo el equipo con un rol de más o menos importancia, pero específico y ejecutado a la perfección.
El banquillo se siente importante y lo demuestra cada vez que entra. La principal referencia es Marcus Smart, un guerrero inexpugnable entre la élite de mejores defensores de la liga. No le hace falta saber tirar, de hecho mejor ni hablar de sus porcentajes, Smart domina el juego desde la intensidad y la defensa, además de ser el máximo asistente del equipo con 5,5 pases por noche.
Junto a él aparece el nombre de Terry Rozier, base suplente que ha evolucionado notablemente también esta temporada, supliendo su irregularidad mostrada durante la temporada pasada a unos números consolidados y un juego vistoso y alegro como al jugador que sustituye: Kyrie Irving. A sus 9,6 puntos por partido hay que sumarle 5,1 rebotes, uno de los bases más destacados en esa faceta.
Aaron Baynes,, que empezó como titular hasta la recuperación de Morris, Semi Ojeleye, Daniel Theis y Shane Larkin, completan la rotación del mejor banquillo de la liga, autores de más de 42 puntos cada noche y responsables de algunas victorias de mérito como la lograda ante los Hornets sin Irving, Horford, ni por supuesto Hayward.
??☝️#mood pic.twitter.com/v22uivIFem
— Boston Celtics (@celtics) November 11, 2017
Encontrar un trébol de cuatro hojas es sinónimo de buena suerte. Sabemos que los Celtics guardan en su escudo uno de tres hojas que simboliza la protección, e incluso se ha llegado a ver alguno de cinco hojas. Aunque ahora, quizá debamos buscar los tréboles de ocho hojas, una por cada razón para que los Celtics sigan creyendo en su maravilloso presente y su prometedor futuro.