Parece un poco precipitado decir que los Celtics están en una mala racha, pero de los últimos 4 partidos, han perdido 3, cayendo de la primera plaza del Este, que ahora ocupan los Raptors. A pesar de pérdidas importantes como la de Smart o la obvia baja de Hayward y que dos de estas derrotas hayan sido contra los otros dos equipos que forman el top del Este, no son motivos que justifiquen un bajón tanto en ataque como en defensa.
Los Celtics han perdido en las últimas jornadas contra los nuevos Cavs, contra Indiana, contra los Raptors por 20 puntos de diferencia, y en lo que va de 2018 acumulan un récord de 10 victorias y 8 derrotas. Siguen siendo el equipo del Este con más victorias y están a medio partido de los de lo Toronto, pero si quieren competir por una plaza en la gran final, deben de mejorar ciertos aspectos debido a la posible línea ascendente de los Cavs y de los canadienses, que parecen no tener freno.
OBSESIÓN CON LOS TRIPLES
La tónica habitual en la actual época de la NBA es lanzar desde lejos. Es por ello que son muy valorados aquellos jugadores que son capaces de anotar de tres con facilidad y que cada vez aparecen más jugadores de 7 pies con un lanzamiento tan efectivo como los bases de su equipo.
Sin embargo, en Boston hay un claro sobreuso de este lanzamiento con porcentajes esperpénticos. En el último partido, frente a Cavs, lanzaron 38 triples, anotando 11; 26,3% en total, un porcentaje que viene siendo algo habitual en los chicos de Brad Stevens. Y no tienen un mal porcentaje, puesto que con un 36,8%, ocupan el puesto número 10 en el ránking de equipos con mejores porcentajes de triples. Es cuando el equipo se encuentra en situaciones más difíciles, con el resultado en contra y con una mala dinámica cuando se recurre al abuso de este lanzamiento que, a pesar de tener buenos lanzadores, muchos de ellos son con oposición o en transición. Jugadores como Kyrie o Rozier abusan de este tipo de lanzamiento que si bien mal no se les da (39% y 37%, respectivamente), no puedes esperar que anoten un buen porcentaje de ellos y menos ante una defensa bien posicionada como la que vimos el pasado domingo de Cavs.
Otro problema es la desbalanceada repartición de tiros que presenta el ataque de los orgullosos verdes, puesto que un porcentaje muy altos de los tiros son tomados por Kyrie y/o Rozier. Esto no es malo, porque son grandes anotadores. La cuestión es que no siempre toman buenos tiros o se encuentran en un momento dulce. Es por ello que un movimiento más rápido y variado de balón, como nos estaban mostrando la temporada pasada, y una toma de tiros más equitativa, en la que jugadores como Horford, Tatum o Morris tuvieran más protagonismo, ayudaría a un ataque que está de capa caída (tercer equipo menos anotador en 2018).
SEGUNDA UNIDAD NECESITADA DE ANOTADORES
Boston acarrea problemas en su ofensiva en muchos sentidos, pero este es otro de los más llamativos. La presencia de Rozier, que aporta 10 puntos desde el banquillo por encuentro, no es capaz de cubrir la necesidad de puntos desde una segunda unidad que no es capaz de aportar un ataque productivo cuando los titulares se sientan. Que Smart no esté no hace más que agravar la situación aunque no sea un gran tirador, pero si aportaba circulación de balón y alguna que otra canasta importante.
Sonaron Belinelli y Joe Johnson desde el buyout, pero el primero se unió a “The Process” y el otro se ha comprometido con D´Antoni y sus Rockets. También sonaron traspasos por Tyreke Evans y Lou Williams, pero ninguno de ellos llegaron y parece que no va a llegar nadie más aparte de Greg Monroe, conocido por otras labores pero no por su capacidad anotadora. En total, 31,7 puntos por partido que aporta la segunda unidad de los verdes
Theis, Smart, Rozier, Monroe, Ojeleye… es un banquillo joven, con mucha proyección y que en un futuro puede dar muchas alegrías en Boston. Pero un equipo contender no puede esperar al futuro, y menos cuando el Este está tan debilitado. Necesitan que su banquillo aporte tanto como el de Raptors, vital en muchas victorias del equipo del Norte, un equipo que suma 52.2 puntos de los 7 jugadores más habituales saliendo del banquillo. Si en los Celtics sumamos lo que aportan los 7 suplentes con más minutos, tenemos un total de 37,8 puntos, 17.7 puntos menos que Toronto.
DEFENSA HUÉRFANA SIN SMART
El impacto que tiene Smart en el equipo es innegable, puesto que nadie aporta tanto en ambos lados de la cancha, con una defensa que ha desquiciado a Cousins o, más recientemente, a Harden.
Su lesión, muy polémica y que pudo llegar a provocar su traspaso, ha provocado un descenso del rendimiento defensivo del equipo, el mejor de toda la liga. Sin él, los Celtics han recibido más puntos que nunca (103.3, respecto al 102.8 que promedian). Parece no ser una gran diferencia, pero esto se ve influenciado por la victoria contra Knicks, dónde solo permitieron 73 puntos. Sin contar este partido, 107 puntos permitidos. Teniendo en cuenta que los Celtics anotan 106.7 puntos por partido, no extrañan 4 derrotas en 10 partidos y 3 en los últimos 4.
En lo que va de temporada, y tirando de estadísticas avanzadas, Smart ha dado 2.3 victorias a los Celtics gracias a sus acciones defensivas, un número muy alto teniendo en cuenta que es un guard. Chris Paul, un base que siempre ha sido elogiado por su gran defensa, ha dado 1.7 victorias a Houston con su defensa. Los rumores de un posible traspaso de Marcus, una vez que has revisado sus estadísticas, pueden parecer una operación con poca coherencia. Es, cuando ves un partido de los Celtics y te fijas en el jugador que más desapercibido pasa de Boston, el 36 de los verdes, cuando te queda claro que es un movimiento sin pies ni cabeza. Para muchos, su pérdida sería regalar el ancla de la mejor defensa de la liga, lo que supondría un bajón claro de su rendimiento defensivo. El plan de Ainge debería ser muy ambicioso conociendo lo importante que es Smart.
DEMASIADA JUVENTUD ES UN PROBLEMA
Entre los 18 jugadores que han vestido la elástica de los Celtics esta temporada, el promedio de edad es de 24,8 años. Si tienes en cuenta que 7 de ellos son rookies, se te pasa por la cabeza que este proyecto tiene mucho futuro y que en unos años podrían estar ganando el anillo.
Si bien esto no es falso, hoy por hoy Boston ya es un equipo contender y lo ha demostrado. Pero esta juventud es un arma de doble filo que amenaza con dejar a Boston noqueado antes de lo esperado. Irving ha estado en 3 finales seguidas, Horford varias veces en playoffs, pero del resto del quintento titular, solo Baynes ha pisado los playoffs, y con minutos muy reducidos. La falta de experiencia es un problema, y Ainge lo sabe, de ahí el interés en traer a veteranos anotadores que sepan tirar del grupo en momentos duros.
Con su objetivo sin cumplir, se encuentra ante un grupo muy esperanzador, con talento para dar y repartir en el resto de franquicias, pero faltos de batallas. Los Tatum o Brown son jugadores que atesoran mucho futuro pero muy pocos momentos decisivos a sus espaldas y que, a largo plazo, les puede pasar factura. En unos meses podrían estar jugando unas Finales contra los Warriors y que los nervios a flor de piel, mientras que a ciencia cierta ni a Curry ni a Durant le temblará el pulso para aniquilarlos a través de su ataque coral.
Un jugador como Joe Johnson les habría venido como anillo al dedo a los Celtics, pero puso rumbo a Houston, y parece que Rose no seduce en Bean Town. Queda la opción de Monta Ellis, que está libre y deseoso de oportunidades, pero de momento nos queda ver de que son capaces estos jóvenes Celtics en los momentos más duros.
ADICCIÓN A LAS REMONTADAS
Parece una contradicción a lo que piden los entrenadores de cualquier equipo de baloncesto, pero es una práctica tan habitual en Boston como comer langosta o ganar un título en cualquier deporte. Enciendes la televisión, pones el partido de los Celtics y ves que pierden de 15 en el descanso. En condiciones normales, te habría sorprendido. Esta temporada, no te sorprende, para nada.
No parece lo más recomendable, pero parece que los Celtics se han abonado a las remontadas para ganar los partidos. Y quien va a discutir esta práctica cuando anotas 120 puntos por partido y eres capaz de cambiar un partido en 5 minutos. Pero no es el caso de los Celtics. Y con la frecuente reducción de sus puntos por partido, no hace más que llover sobre mojado. Los de Stevens no son capaces de remontar todos los partidos, y es algo que cabe en todas las cabezas. Lo inusual es que no hayan cambiado esta incomprensible tendencia desde el comienzo de temporada, pues partidos como el de Pacers han dejado entreveer algo que ya se sabía: no son superhombres ni invencibles, no remontan todo.
No se sabe que parte de responsabilidad tiene en esto Stevens o los propios jugadores, y el pobre de Brad, aún por encima de no ser muy alto, no es un tío que imponga. Aún así, no deja de ser el entrenador, y muy bueno, y es raro que sabiendo lo inteligente que es no haya pegado unos cuantos gritos en los entrenamientos para intentar cambiar estos decepcionantes comienzos. El éxtasis que produce una victoria tras una remontada es enorme, pero estoy seguro que a los aficionados de los Celtics les alegraría una victoria cómoda y sin momentos de posibles infartos.
Tras un análisis de los puntos que están lastrando a Boston, hay que recalcar que siguen siendo un equipo a tener en cuenta como candidato a presentarse en las Finales y que la vuelta de Smart corregirá parte de sus problemas. Los Celtics estarán seguro en el top 3 del Este y competirán hasta el último aliento, poseídos por la magia que envuelve al Garden y el impulso que aportan sus aficionados. Pero, para plantar cara a los renovados Cavs y a unos intratables Raptors, tienen que poner más de su parte. Tras el arco iris siempre hay una caldera llena de oro y los Celtics son expertos en el triunfo, pero parece que el arco iris está más lejos de lo pensado.