El 26 de junio, los Celtics tenían la sexta elección del Draft, y escogieron a Marcus Smart. Dejaron pasar a gente que había sonado fuerte para los del trébol como McDermott, Vonleh o Randle y escogían a uno de los mejores bases de la promoción. El análisis de los expertos parecía claro: Ainge iba a traspasar a Rondo y Smart es su sustituto.
La temporada comenzó… y Rondo no fue traspasado, ni jugaba tan bien como antes. Los Celtics acumulaban un 9-14 de balance en diciembre y estaban en un limbo entre los PlayOffs y el tanking de equipos como Knicks o Wolves. Rondo llevaba 8,9 puntos, 10,8 asistencias y unos porcentajes de tiro pésimos (40,5-25,0-33,3), muy por debajo de su promedio de carrera. El día 18, se anunció el bombazo: Rajon Rondo traspasado a Dallas, para sorpresa de muchos, a cambio de ninguna estrella o gran jugador.
“De perdidos al río” pensaron la mayoría de aficionados célticos (entre los que me incluyo), “otro año de tankeo, a ver si podemos coger en el top5 del Draft”. Pero entre el traspaso y el All-Star, el equipo se mantuvo bastante bien, pese a no contar ni con su estrella ni con Jeff Green (traspasado también a mitad de temporada a los Grizzlies). Por último, antes del cierre de traspasos, los Celtics juntaban sus últimas piezas y la clave: Isaiah Thomas. Los Celtics lo consiguieron a cambio de Thornton y una primera ronda de 2016.
Y ahí, los Celtics, empezaron a funcionar de maravilla: 10-5 en los siguientes quince partidos, elogios al entrenador Brad Stevens por sus planteamientos, a Isaiah Thomas por convertirse en el líder que los Celtics necesitaban… y la posibilidad real de volver a PlayOffs. El impulso inicial se frenó, pero, en total, los Celtics han firmado un balance de 18-11 desde el traspaso de Isaiah Thomas.
Ahora, los Celtics se van a meter casi seguro como el séptimo equipo del Este, y para los próximos cinco años tienen 7 primeras rondas aseguradas y otras 4 protegidas por diversos motivos, más otra pila de segundas rondas. Además, tienen un equipo plagado de buenos jóvenes jugadores: Smart, Olynyk, Sullinger, James Young, Pressey, Bradley… todos ellos con 24 años o menos, más Thomas, que tiene 26. Y esos jugadores ya se van a meter en Playoffs. A la juventud de la plantilla hay que sumar la del entrenador, Brad Stevens, que con 38 años ya ha dejado pequeñas dosis de genio como la jugada para ganar el partido en Toronto.
Cuando Ainge se tiró a la piscina y cerró la puerta a Ray Allen, traspasó a Pierce y Garnett y, por último, a Rondo, las opiniones estaban divididas: Ainge está loco, está haciendo tanking; o Ainge es un genio, los Celtics van a hacer una buena reconstrucción. Solo dos temporadas después del último paso por Playoffs de los Celtics, la respuesta a las decisiones de Danny Ainge parece clara: En su piscina había agua.
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