Boston Celtics 2018/2019: Los nuevos monarcas del Este

Los Celtics tienen ante sí una oportunidad perfecta de volver a las Finales de nuevo, en un Este debilitado y que Raptors y Sixers se plantean como únicos rivales reales. Conseguir el anillo parece, lejos de una odisea, una posibilidad mayor de la que puede parecer.

Tras 14 años de reinado en el Este, proclamándose rey de su conferencia durante los últimos 9 años, LeBron se ha ido. «The King» abandona  Cleveland rumbo Los Ángeles y deja huérfana de un líder a la parte oriental de la NBA. O quizá no. Los Boston Celtics cayeron 2 años seguidos en las Finales de Conferencia ante LeBron y sus Cavaliers, y a pesar de que en el primer enfrentamiento fueron barridos, en su segundo intento forzaron el séptimo partido, teniendo aún más mérito si tenemos en cuenta que ni Hayward ni Kyrie estuvieron disponibles en toda la serie. Y lo cierto es que, ahora que los Cavaliers ya no son tan temibles tras la marcha de Bron, los nuevos favoritos en la conferencia Este son, de manera unánime, los Celtics.

Sin embargo, la temporada de los Celtics no será precisamente un camino de rosas hasta las Finales. Si bien es cierto que los Cavs ya no son rivales temibles, equipos como Raptors o Sixers, e incluso Bucks o Pacers podrían dar más de un problema a los orgullosos verdes. La llegada de Kawhi, el tremendo grupo que han juntado en Indiana o el talento de Embiid o Antetokoumpo pueden dar más de un problema a los pupilos de Brad Stevens. Aún así, los competidores que se postulan como amenazas para los Celtics siguen un paso por detrás.

MINIMALISMO VERANIEGO

Este verano de 2018 ha tenido movimientos que desde luego han revolucionado la NBA: el cambio de equipo de LeBron y de Kawhi o la llegada de Cousins a Warriors, han hecho que el panorama de contendientes al anillo haya cambiado radicalmente. Por otro lado, Danny Ainge no se ha querido complicar y ha hecho los menos movimientos posibles para que el bloque que casi se cuela en las Finales se mantuviera intacto, y así ha sido.

Sin duda, el cambio más importante frente a los Celtics que vimos la pasada campaña es la vuelta de Hayward tras la fractura de tibia y peroné que sufrió en el partido inaugural en Cleveland. Gordon viene a ocupar un puesto que ya está de sobra cubierto con Tatum y Brown, pero el ex jugador de los Jazz es, a pesar del potencial de los anteriores nombrados, un jugador más completo y útil para el sistema que plantea Brad Stevens.

Hayward tuvo su año de explosión y consolidación en 2017, su último año con los Jazz. Con 21.9 puntos, 3.5 asistencias y 5.4 rebotes, consiguió colarse en su primer All Star Game, además de consolidarse como el eje central del proyecto de Quin Snyder, que llegó a las semifinales de la conferencia Oeste, cayendo ante los Warriors. Tras su gran temporada, el jugador tuvo que decidir entre continuar en Salt Lake City o marcharse a Boston y reencontrarse con el que fue su entrenador en su etapa universitaria, el bueno de Brad. Ahora, ya en la parte final de su larga recuperación, se espera que su rendimiento no se vea afectado por su pasada lesión y que vuelva a ser el jugador que dominó en Utah. Para ello, contará ya no solo con su indudable talento e inteligencia baloncestística, sino con un sistema y un equipo adaptado a un estilo de juego altruista. Hayward puede tener ante sí ya no solo la oportunidad de alzarse con un anillo, pues también podría relanzar su carrera y colocarse de nuevo en la élite del baloncesto mundial.

En su plan de mantener el mayor número de jugadores de la pasada campaña, los Celtics han renovado a dos jugadores. El primero, al pívot australiano Aron Baynes, quien se convirtió, para sorpresa de los fans de los verdes, en una pieza muy importante a la hora de reforzar el lado defensivo del equipo, además de sorprender con algún que otro triple. Su renovación, por 2 años y 12 millones de dólares, les ha salido barata en un mercado en el que la inflación continua es pan de cada día.

Por otra parte, tenemos el culebrón con final feliz de Boston, la renovación de Marcus Smart. Si bien tanto jugador como franquicia estaban más que interesados en cerrar la extensión de su contrato desde un principio, diferencias económicas alargaron innecesariamente las negociaciones. A pesar de un drama inicial, con varios rumores que afirmaban que Smart estaba recibiendo varias ofertas de otras franquicias y que económicamente superaban con creces a las puestas en la mesa por Ainge, finalmente Marcus y los Celtics llegaron a un acuerdo, por el cual Smart vestirá la camiseta de los verdes los próximos 4 años a cambio de 52 millones de dólares.

Con estas dos renovaciones, los Celtics mantienen dos piezas muy importantes para la defensa, que fue la mejor de la liga el año pasado, así como a dos jugadores que aportaron su granito de arena en ataque y, sobre todo, con su esfuerzo y dedicación por ganar. Aun así, los Celtics tampoco se han privado de traer nuevos jugadores que puedan aportar cosas distintas al equipo. Son los casos de Brad Wanamaker, base americano que llega después de destacar en la Euroliga, vistiendo la camiseta del actual subcampeón, el Fenerbahçe turco. Además, el joven P.J. Dozier llega después de ser cortado por los Thunder, en una nueva oportunidad en la que debe demostrar que merece quedarse en la NBA.

Por último y no menos importante, desde el draft llega el nuevo jugador con más expectativas de toda la plantilla, Robert Williams III. El jugador, que proviene de la universidad de Texas A&M, es un ala pívot que aportará desde el primer minuto lo que estos Celtics necesitan, defensa perimetral y seguridad en el rebote. Si bien se le ha criticado por problemas de actitud y falta de ética de trabajo, estos dos defectos serán indudablemente pulidos por un Brad Stevens que ha manejado a la perfección el vestuario verde hasta el momento.

BRAD STEVENS, EL GENIO EN LA SOMBRA

Sin duda, toca hablar de la pieza esencial y que marca la diferencia día a día, y no, no hablamos de Kyrie Irving, sino de Brad Stevens. El técnico de los Celtics es, a excepción de Pop, el mejor entrenador de la liga. Su sistema, basado en la pluridad de opciones ofensivas y centralización en una defensa con continuas ayudas, ha conseguido desquiciar a equipos mucho mejores por plantilla que los pasados Celtics. Ya no solo es eso, sino que Brad también es conocido por diseñar jugadas que han supuesto victorias en los últimos segundos, lo que permite a los Celtics ser un peligro hasta el último segundo, y prueba de ello son las numerosas remontadas que hicieron los de Boston a lo largo de la temporada.

Stevens tiene ante sí un roster tremendo, plagado de jugadores consagrados en el olimpo de la NBA actual y prometedores jóvenes que aspiran a dominar la liga algún día. Y es por ello que se necesita un entrenador como él, que sin ser un sargento que aplique un régimen militar en el vestuario, ha creado un ambiente de respeto y profesionalidad, sin restar la cordialidad y buen rollo entre jugadores y técnicos.

El crecimiento de Tatum, Brown o Rozier, la conversión de Kyrie de un jugador que amasaba bola a un jugador de equipo o el tremendo subidón que ha dado el banquillo son algunos de los muchos logros que Stevens ha conseguido con los Celtics y que, sin duda, lo han puesto en el top mundial de entrenadores. Quien diría que detrás de una apariencia seria y simple de Brad se esconde un técnico de su calibre.

En resumen, los Celtics han conservado gran parte de la plantilla para continuar con el crecimiento inexorable que han tenido desde la llegada de Brad Stevens y ahora, sin LeBron en el Este, parece más que segura su candidatura a las Finales y, por qué no, al anillo, pues el equipo de Boston es a día de hoy el mejor rival para los Warriors. A pesar de tener rivales duros en su conferencia, parece que por primera vez desde la era de LeBron I, al final del arcoiris habrá un caldero de oro, y puede que con anillo incluido

Iago Figueira: Fan de los Celtics desde la época de Pierce, escribo como hobbie.
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