En julio de 2013 se acababa una era en los Celtics. Kevin Garnett y Paul Pierce eran traspasados a Brooklyn en un trato que ponía fin al equipo que en 2008 consiguió reverdecer el palmarés de los de Boston consiguiendo su primer anillo desde los años 80.
El traspaso en su momento se vivió como un movimiento de todo o nada por parte de Danny Ainge, quien conseguía un cúmulo de jugadores mediocres y 3 primeras rondas del Draft. Solo él quizá supo ver que reforzar entonces a un equipo cargado de millones como Brooklyn, y que aspiraba a ir por una vía rápida para ser contender, iba a convertirse en obtener las rondas del Draft de uno de los peores equipos de la NBA durante los próximos años. En serio, no sabemos si Ainge tiene una bola para ver el futuro, pero la descomposición de aquellos Nets fue trágica, y a cambio los Celtics pudieron aunar un equipo para competir siempre dignamente y llevarse varios primeros picks.
Hoy estos Celtics nada tienen que ver con aquellos. Se marchó Rondo, se renovó a Bradley como estandarte de la nueva hornada de jugadores llamados a controlar el futuro de la franquicia y este verano se dio una nueva vuelta de tuerca para traer a Gordon Hayward y Kyrie Irving en un Mercado de locura. A cambio, eso sí, de sacrificar al mismo Bradley, al mismísimo Isaiah Thomas y quedarse con solo 4 jugadores de la pasada campaña.
Antes, los Celtics habían movido una vez más sus hilos traspasando su pick número 1 para quedarse con el número 3, eligiendo en esta posición a Jayson Tatum. «Habría elegido en el puesto número 3 al mismo que en el puesto número 1», dijo en su momento el GM de los Celtics.
Un quinteto más incisivo a cambio de mucho menos fondo de banquillo
Los jugadores que quedan del curso pasado son Jaylen Brown, Al Horford, Terry Rozier y Marcus Smart. Ni más ni menos. Esa es la carta que han quemado los Celtics este año a cambio de apostar fuerte por subir definitivamente al Olimpo de la NBA en tiempo récord.
Para entender bien qué ha cambiado conviene repasar los movimientos de esta agencia libre por las oficinas Celtics:
- Avery Bradley se va a Detroit a cambio de Marcus Morris
- Intercambio previo al Draft: Philadelphia consigue el pick 1 desde Boston (con el que drafterarían a Markelle Fultz) mientras Celtics se quedan con el 3 de este año (Tatum fue su elección) y una opción protegida de draft para 2018
- Fichaje de Gordon Hayward procedente de Utah desde la agencia libre.
- Traspaso: Kyrie Irving llega a los Celtics a cambio de Isaiah Thomas, Ante Zizic, Jae Crowder y el pick del draft de 2018 de Brooklyn Nets.
Atrás queda la temporada del año pasado, donde consiguieron el mejor récord en el Este y llegar a Finales de Conferencia. Y atrás queda ese sueño de dibujos animados llamado Isaiah Thomas, ese jugador que desde su 1,74 metros de estatura promedió 29 puntos por partido, se dejo la piel en Playoffs disputando eliminatorias tras la trágica muerte de su hermana, y acabó saliendo traspasado por Kyrie Irving con la sombra de no tener demasiada confianza en la lesión de cadera que arrastraba y, sobre todo, pensar que quizá en 2018, cuando acaba contrato, no convendría renovarle por el máximo, algo que el jugador merecería sí o sí. Ainge, de nuevo perro viejo, se vistió esta vez de ingrato para echar al pequeñín de la ciudad que tras varios traspasos en la NBA sentía suya. Pero esto es la NBA, y seguramente sea un buen movimiento a medio plazo.
Por Irving, además de Isaiah, también perdieron otra pieza fundamental el curso pasado, Jae Crowder, jugador cumplidor donde los haya muy del gusto de Stevens.
Pero sin duda alguna donde quizá se vea más el coste de esta marcha hacia delante sea en la necesidad de traspasar a Avery Bradley a Detroit por puro ahorro salarial a cambio del gemelo Marcus Morris. Bradley, ancla defensiva del perímetro -algo de lo que ya adolecieron el curso pasado- será cubierto con el ascenso al quinteto del joven Marcus Smart. En resumidas cuentas, han cambiado de tener dos jugadores con ese perfil a solo 1.
En el juego interior, donde pese a la llegada de Horford el curso pasado seguía habiendo carencias, llega Aaron Baynes, uno de esos leñadores metidos a jugador de baloncesto que tanto escasean en la NBA actual. Un buen refuerzo a primera vista.
Gordon Hayward, un tipo que recuerda irremediablemente a un paleto de Indiana
La marcha de Bradley se produjo única y exclusivamente para poder acomodar el tope salarial a la llegada del hombre prometido. Gordon Hayward llevaba un par de temporadas tonteando con Boston, y viceversa. Y es que el ex alero de los Jazz es un jugador muy del gusto de toda la organización, peor también del público del Garden.
Anotador, buen pasador, cumplidor en defensa y con una inteligencia de juego como pocos, Hayward recuerda irremediablemente al verlo vistiendo de verde a Larry Bird. Sí, todos sabemos que no hay comparación posible, pero es ver un alero blanquito con una camiseta verde y ya canta. Además, para más inri, Hayward también es de Indiana.
Se da por hecho que encajará a la perfección con el coach Brad Stevens, quien lo dirigió en la NCAA y candidato a entrenador del año desde antes de empezar la temporada y que también ha demostrado ser un acierto claro en la reconstrucción exprés acometida desde las oficinas célticas.
Kyrie Irving, el líder que nunca lo fue
Pero la vuelta de tuerca definitiva llegó sin duda alguna con el traspaso de Kyrie Irving. Los Celtics aprovecharon una carta que estaba encima de la mesa para intentar debilitar a máximo rival en el Este. ¿Lo han conseguido? A juzgar por la piezas entregadas podríamos hablar de empate.
Sin embargo, sí que es importante una apreciación en torno a Irving. Si se plasma de verdad, como ha dicho, que quería salir de la sombra de LeBron para probar cosas por sí solo y ser un nuevo líder, podemos estar delante de un nivel que nunca hemos visto a Kyrie, un jugador que pasó demasiado rápido de ser sophomore al mejor escudero de LeBron.
De él sabemos ya que es posiblemente el mejor driblador de la NBA, uno de los mejores en el clutch, pero nunca se le ha equiparado con otros bases de edad similar como Lillard o Wall. Seguramente, porque nunca ha tenido un equipo para él.
¿Saldrá bien la apuesta? Solo el Leprechaun lo sabe
Lo cierto es que viendo cómo le han ido las cosas a Boston desde que se lanzara a la piscina en 2013 -repetimos, no fue solo la marcha de Pierce y KG, luego de fue Rondo etc…- cabe pensar que el Leprechaun de su logo conspira de manera muy intensa para que todo salga bien. Aunque como dicen las leyendas celtas, los Leprechaun, esos seres pequeñitos vestidos de verde, guardan un gran corazón, pero también les encanta hacer travesuras.
El difícil equilibrio entre cuadrar una plantilla nueva se cierne sobre Stevens como un reto importante. También, ver cómo cuadrar un juego interior que sin Olynyk ni Crowder queda un tanto escaso, y configurar la rotación entre Jaylen Brown y Jayson Tatum sin que ninguno pierda posibilidad de crecer. Pero lo que está claro es que con llegada de Irving y Hayward, la magia ya la tienen. Suponerle un horizonte más allá de las Finales de la Conferencia teniendo en cuenta cómo ha acabado formando su equipo los Cavaliers quizá sea aún aventurado. Pero hay algo que aún guardan y que otros actores no tienen, la juventud de la mayoría de su plantilla para pensar que si no este año, quizá al siguiente, sean ellos los que opositen de verdad contra el Oeste.