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Andrew Wiggins: El despertar del rookie prometido y desahuciado
El novato de los Wolves está cuajando un mes de enero sensacional. La guinda ha sido su anuncio de participar en el concurso de mates del All Star.
El novato de los Wolves está cuajando un mes de enero sensacional, algo a lo que ha puesto la guinda con el anuncio de su participación en el concurso de mates del All Star. Su nombre, tan pronunciado antes de enrolarse en la NBA como uno de los jugadores llamados a marcar una época, vuelve a oírse con fuerza tras dos primeros meses donde se pensó que igual se había apuntado demasiado alto en las expectativas del canadiense.
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El 29 de octubre de 2013 Andrew Wiggins daba la razón a los que veían en él al jugador más valioso de una de las generaciones de rookies más prometedoras de la última década. Poco después de comenzar a dar sus primeros botes en la NCAA con los Jayhawks, el alero de brazos largos, 22 años y mucho desparpajo anotaba 41 puntos ante la Universidad de West Virginia. La anotación más alta de un freshman de la Big-12 desde que en 2008 Michael Beasley (por aquel entonces promesa de similar talla a la de Wiggins) endosara 44 puntos.
El nombre de Andrew Wiggins llevaba dando vueltas por los despachos de los scoutings NBA desde varios años antes. Sus proezas en el instituto y su desarrollado talento anotador lo pusieron como punta de lanza de la que se consideraba la mejor hornada de rookies desde que en 2003 llegaran LeBron y Carmelo a la liga. Tanto a Wiggins, como a Jabari Parker, segundo en cuestión, se les asemejó rápidamente con estos dos jugadores. No cabían los matices: Wiggo era lo más parecido a LeBron desde que este saltara a la NBA, al igual que Parker cumplía en Duke con el mismo rol que Melo había desarrollado durante su estancia en la Universidad de Syracuse.
Sin embargo, el comienzo de su andadura en la NBA no fue ni mucho menos el esperado. Pese a ser elegido en el número 1 del Draft, desde el comienzo se vio claro que el novato iba a ser el intercambio perfecto que acabara con Kevin Love al lado de LeBron e Irving. Rumor y noticia se siguieron sin apenas tiempo para las elucubraciones, y el novato prometido acababa de rebote en unos Wolves donde parecía que tenía todo para lucir: poca competencia, nula responsabilidad y mucho margen de mejora…
Pero el devenir de Wiggins en la liga ha sido similar al de toda su generación, que ahora, en medio del ecuador de la temporada, quizá pueda empezar a tacharse de frustrante. Justo un año y un día después de su exhibición de 41 puntos con los Jayhawks, el canadiense debutaba oficialmente en la NBA contra Memphis Grizzlies. Sus números, seis escasos puntos, fueron el preludio.
El despertar
Pero la temporada es muy larga, y a pesar de la debacle continuada de los Wolves (último equipo del Oeste) parece que el Wiggins al final ha conseguido destapar el corcho de su talento. Su primera gran actuación llegó antes de Navidades: 27 contra los Cavs y lo que es más importante, ante la defensa de LeBron James, la cumbre que muchos le marcaron a la hora de cotejar su primer año en la liga.
Y después llegaría enero, el mes en el que ha confirmado su posición de relevancia dentro de su generación. 31 puntos el pasado día 18 contra los Nuggets y el anuncio, corroborado por su padre, de que pretende ser uno de los participantes en el concurso de mates del All Star de Nueva York. En definitiva, una serie de actuaciones y de pasos al frente para volver a ganar ese crédito mediático que mantuvo cuando aún no era nadie en la liga, y que parecía estar empezando a desmoronarse tras dos meses con más lagunas que aciertos en la NBA.