Análisis de una Elite Eight atípica

Los 160 minutos de las cuatro finales regionales nos han deparado momentos de tensión, emoción y lágrimas que los abultados resultados no han conseguido enmascarar. Cuatro partidos con cabida para jugadas espectaculares, defensas opresivas y lesiones espeluznantes. Desde Sweet Hoops queremos contagiaros de la locura «pre Final Four» que estamos viviendo como buenos aficionados al baloncesto universitario, y por eso os hemos resumido en estas líneas los mejores momentos de la Elite Eight.

South

Michigan 79 – Florida 59

Por primera vez en veinte años los Wolverines se meten en la Final Four. Su víctima: Florida Gators. Los campeones de la SEC en temporada regular y presumibles favoritos nada tuvieron que hacer contra Michigan, que les barrió desde el principio del partido con un parcial inicial que llegó a ser de 13-0. De hecho, necesitaron casi cuatro minutos para abrir su marcador.

El héroe de los Wolverines contra Kansas hacía solo unas horas, Trey Burke, estuvo bien acompañado en esta ocasión por Nik Stauskas. Con su 6 de 6 en triples fue un jugador decisivo para minar la defensa de Florida. Los Gators no jugaron a nada y no supieron responder al festival ofensivo de su rival. Resultado: están fuera después de una última temporada admirable.

Michigan está a las puertas de completar un curso baloncestístico que les ha situado de nuevo en el mapa. Su encuentro ante Syracuse el día 6 de abril está totalmente abierto.

Midwest

Louisville 85 – Duke 63

El resultado da buena imagen de lo que ha sido la segunda parte de uno de los partidos más difíciles de jugar esta ronda. Difícil en primer lugar porque se trata de dos de los mejores cuatro, sino tres, equipos que quedaban en pie. Y difícil por la horripilante lesión de Kevin Ware, jugador de los Cardinals, al final de la primera parte.
La instantánea de la reacción de sus compañeros segundos después de que en la caída de un salto se fracturara la pierna lo dice todo.

Sin ahondar más en el morbo, y deseándole una recuperación lo más fácil posible, este fue el punto de inflexión del partido. Los Cardinals sacaron fuerzas y doblegaron a Duke desde la defensa. Los pupilos de Coach K no supieron sacar la presión y la intensidad de Louisville redujo su ataque a la táctica de la mandarina y la coloquialmente denominada pedrada.
Solo Mason Plumlee pudo adecentar los números y el juego de a su equipo de gracias a sus 17 puntos y 12 rebotes. La dominancia de Plumlee no sirvió de mucho ya que Curry y Cook no supieron leer el partido a pesar de sus 12 puntos por cabeza.

La confianza de Louisville crecía en cada jugada y liderados por un gran Rush Smith aumentaron la diferencia hasta más allá de los veinte puntos finales, algo que pocos hubieran predicho.

West

Wichita State 70 – Ohio State 66

No han leído mal. Wichita ganó a Ohio State el pasado sábado y ya está en la Final Four. El equipo que se disfrazó de Cenicienta en las primera ronda con sus inesperada victoria ante Gonzaga. Sí, el conjunto que fue catalogado como seed 9 al principio de la competición. El mismo que no se clasificaba para esta ronda desde 1965. Los Wichita State Shockers.

Los cuatro puntos de diferencia finales no reflejan lo que fue el partido. Pasado el ecuador de la primera mitad los Shockers ya dominaban en el marcador. La impaciencia de Ohio State y su falta de precisión desde la línea de 3 puntos abocaron a los Buckeyes a tener que lanzarse a la desesperada a por su rival a falta de 4 minutos para que sonara el pitido final. Pero ya no tenían nada que hacer.

El partido, salvo por alguna impresionante canasta que sirvió a Deshaun Thomas para anotar alguno de sus 23 puntos, no destacó por ser especialmente bueno. Ambos conjuntos fallaron muchos tiros y el baloncesto que desplegaron fue rápido pero errático y poco útil para el equipo. A pesar de eso, es un nuevo ejemplo de la impredecibilidad que hace tan emocionante este deporte.

East

Syracuse 55 – Marquette 39

La polémica zona 2-3 de los de Jim Boheim ha vuelto a dar resultado. En un país donde las defensas zonales suelen ser consideradas como la opción para «vagos» y jugadores poco habilidosos, que fuerzan el error rival sin poner en práctica habilidades propias, los Orange se han empeñado en darle la vuelta a la tortilla. Como ya he mencionado alguna vez, los partidos se ganan desde la defensa. Y dejar a 39 puntos a tu rival habla por sí solo.

James Southerland y Michael Carter-Williams funcionan muy bien como dúo. Aunque el ataque estático de su equipo sea lento,  saben cómo correr el contrataque. En pista trasera su agresividad redujo enormemente el porcentaje de tiro de campo de Marquette hasta situarlo en un 12% en triples y un 22,60% en tiros de campo. Los Golden Eagles se quedaron sin recursos ni respuestas y tuvieron que ver como Atlanta se alejaba minuto a minuto.

Empieza la Final Four.

Qué bonito es el baloncesto.

Celia Fenollar
IMÁGENES: ASSOCIATED PRESS, BLEACHER REPORT, NY TIMES, GETTY IMAGES
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