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La tardía explosión de Tim Hardaway Jr
A pesar de la mala temporada de los New York Knicks y de las pocas expectativas de futuro, en el Madison está fraguándose un jugador al que habrá que atender, Tim Hardaway Jr.
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A estas alturas de la campaña, los aficionados de los New York Knicks ya han asumido que ésta ha sido (y ya van varias) otra temporada tirada al a basura. El hastío se ha apoderado de una grada fogosa e implacable a partes iguales. Y es que los aficionados que pueblan los asientos del Madison Square Garden están cansados de ser el hazmerreír de la liga, de ver cómo se malogran todas las oportunidades de volver a situarse entre los grandes, añorando un pasado en el que se mezclan las actuaciones de Walt Frazier, Willis Reed, Patrick Ewing, Bernard King o Earl Monroe. Nostalgia de tiempos pasados (y mejores) que sólo han podido revivir (y en contadas ocasiones) con Carmelo Anthony, un jugador que para colmo amenaza con abandonar la franquicia en verano en busca de un ansiado anillo que pueda redondear una exitosa carrera.
El horizonte es aún más desolador. Con sus opciones de PlayOffs reduciéndose día a día (a cuatro partidos del octavo puesto), el verano convertirá a los Knicks en uno de los equipos más deprimentes. No tendrán ninguna elección de primera ronda en el draft de 2014 (el de mayor nivel desde el de LeBron James, Anthony y Wade) y sólo podrían optar a una de segunda ronda entre los puestos 31 y 55, procedente de Sacramento. También tienen comprometidas varias elecciones de los drafts de 2015, 2016 y 2017. No es extraño que Jim Dolan se haya aferrado a la figura de Phil Jackson como a un clavo ardiendo. El entrenador ganador de 11 anillos de la NBA con los Chicago Bulls y Los Ángeles Lakers llega con unas expectativas difíciles de cumplir dadas las circunstancias. Puede perder más que gane, por mucho dinero que le hayan ofrecido. Sin embargo, en este panorama, una pequeña luz asoma partido a partido, se va haciendo más grande y atrayendo más miradas.
Se trata de Tim Hardaway Jr., un jugador que ha tardado en llegar pero que, definitivamente, ha aterrizado en la NBA con la clara intención de quedarse. La carrera de este joven escolta saltarín nunca ha sido fácil, por un apellido que le presuponía capacidades baloncestísticas incluso antes de aprender a botar el balón naranja y que le añadía presión, miradas y especulaciones sobre si podía más su apellido que su talento, circunstancias para las que no está preparado ningún chico de instituto. Además, su padre, Tim Hardaway, nunca fue una influencia positiva, al intentar meterse en el juego del joven Tim. Sólo cuando se libró del influjo de su padre, de las constantes discusiones sobre sus actuaciones en la pista, Hardaway Jr. pudo desinhibirse y mostrar todo el talento que llevaba dentro de sí.
Pero nunca fue en la universidad un jugador de esos a los que en los medios se les cataloga como «el nuevo …», nunca fue preparado para sustituir a un gran nombre de la liga, para liderar un equipo. Sus tres años en la Universidad de Michigan se saldaron con una evolución en su juego lenta pero constante. De su primer año al último aumentó su anotación (de 13,9 a 14,5), su capacidad reboteadora (de 3,8 a 4,7) y su visión de juego, pasando de 1,7 a 2,4 asistencias.
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Además, a pesar tener siempre delante la alargada sombra de su compañero de equipo y actual base de los Utah Jazz, Trey Burke, logró ser considerado en su año como freshman integrante del Big Ten All-Freshman Team por entrenadores y medios y, en el año anterior a su aterrizaje en la NBA, jugador del primer equipo de la Big Ten Conference por los entrenadores. Sin embargo, su marcha de la NCAA se produjo por la sensación agridulce de perder la final universitaria frente a la Louisville de Rick Pittino. En ese encuentro, Hardaway estuvo gris, con un 5-13 en tiros de campo para 12 puntos, eclipsado por un Burke que acabó el partido con 24 puntos.
Una elección de draft demasiado baja
Quizás por ello sus expectativas de comenzar su carrera profesional con una alta elección en el draft se diluyeron, y su nombre salió en la posición número 24, quizás demasiado atrás para un draft de poca calidad, quizás en un equipo con altas expectativas para la temporada, quizás con Anthony y J.R. Smith, mejor sexto hombre de 2013, por delante, quizás con demasiados escollos por delante en la rotación. Sólo quizás. Hardaway Jr. no se iba a rendir, no había luchado contra todos los elementos para quedarse en el camino.
Pronto demostró que fue una buena elección aguantar tres años en la NCAA, demostrando una madurez en su baloncesto vista en pocos rookies. Su estilo de juego, bastante atractivo, capaz de hacer mates con inusitada suficiencia encandiló pronto al Madison, que puede ser la grada más bulliciosa cuando un jugador es de su agrado. Y así, a pesar de la mala temporada colectivamente de los Knicks, las circunstancias propiciaron que los minutos le fueran llegando al joven Timothy.
Entre otras cosas, porque mientras él apenas se ha perdido un solo partido de competición de los 67 que hasta la fecha llevan jugados los Knicks, otros jugadores han visto comprometida su comparecencia en varias ocasiones, como sus principales competidores en el puesto Iman Shumpert, que justo después del cierre de mercado estuvo dos semanas de baja, o J.R. Smith, hombre díscolo donde los haya, que se ha pasado más tiempo fuera de las canchas por sanciones que por dolencias. Este último, además, ha bajado su rendimiento considerablemente este curso, de lo que ha sacado provecho Hardaway Jr. Por otro lado, los contratiempos en el juego interior se han sucedido durante todo el curso; si no era Tyson Chandler era Andrea Bargnani el que se encontraba entre algodones, a lo que había que sumar las sempiternas dolencias de Amar’e Stoudemire y Kenyon Martin. Resultado: Anthony hizo las veces de cuatro, lo que abría aún más las puertas a los jugadores de banquillo la rotación exterior.
A pesar de su comienzo dubitativo -6,1 puntos en el mes de noviembre- quedó claro por su desparpajo que esta elección número 24 del draft era mucho mejor que muchos de sus compañeros rookies que habían sido elegidos en posiciones anteriores. En diciembre ya se asomó a los promedios de los mejores novatos -11.7 puntos-, e incluso participó en el Rising Stars Challenge en febrero, donde fue uno de los protagonistas del encuentro en un duelo con el escolta de los Cavaliers Dion Waiters.
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Pero su verdadera explosión ha llegado a partir del All Star. Después del parón encadenó tres encuentros con 23, 16 y 15 puntos y, si bien luego tuvo cierta irregularidad en el tiro, en sus últimas tres citas excluyendo el partido de Indiana -donde no tuvo su noche-, ante Philadelphia, Boston, Milwaukee, ha promediado 23,3 puntos con un 66,6% en tiros de campo y un 55,5% en triples.
¿Ha explotado Hardaway Jr. definitivamente? Probablemente sea pronto para juzgarlo, puesto que los últimos tres partidos han sido contra tres de los cuatro peores equipos de la Conferencia Este, lo que a estas alturas de la campaña, con estos equipos haciendo un tanking nada disimulado, no se antoja como una vara de medir suficiente. Pero en las próximas semanas, enfrentándose a equipos que buscan los PlayOffs y con los Knicks jugándose el todo por el todo en su última opción de hacerse con un billete a la postemporada, el rendimiento de Hardaway será clave. Y no será fácil, ya que habrá no pocos focos puestos sobre el rookie de los Knicks.
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Un jugador con mucho margen de mejora
A pesar de lo mostrado, a Hardaway le queda un largo recorrido por delante. Su tiro de dos puntos, para ser un jugador de primer año, está bastante logrado, pero desde el triple ha estado todo el año rondando el 35%. En este aspecto debe concentrarse durante el verano, ya que un jugador exterior que no es capaz de anotar mínimamente bien desde más allá de 7,25 tiene pocas posibilidades de mejorar su estatus en la liga -véase el caso de Ricky Rubio-. Asimismo, un escolta no puede aportar 0,8 asistencias, por lo que tendrá que mejorar su visión de juego, así como su capacidad reboteadora (1,5). Con todo, se trata de uno de los mejores jugadores que ha dado este último draft, y el solar en que pueden convertirse los New York Knicks en los próximos años puede ser el lugar ideal para un joven como él de progresar en la liga.