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Blake Griffin: el regreso del Cyborg en su versión 2.0
Blake Griffin firma su mejor actuación de su carrera NBA con 50 puntos diez meses después de ser traspasado a los Pistons. Su rango de tiro y su vocación como pívot-base se ha disparado hasta el exceso.
En Terminator III (2003) se nos presenta al cyborg interpretado por Arnold Schwarzenegger con una versión mejorada de sí mismo. Ya no es un T-800, el modelo primigenio enviado para combatir a la humanidad -y posteriormente ayudarla- sino que es un T-850, una versión con más batería, más recursos y nuevas armas.
El año del estreno de Termitator III, Blake Griffin era un muchacho de 14 años de Oklahoma que acababa de enrolarse en el Instituto Cristiano de Oklahoma. Allí jugaría junto a su hermano Taylor y bajo la dirección de su padre, un ex jugador de origen Haitiano que se había casado con una norteamericana caucásica. Años más tarde, tras su selección en la primera posición del Draft de 2009, Blake llamaba la atención por ser una rara avis. Un jugador con una potencia descomunal para el salto y con unos movimientos al poste eléctricos que le hacían superar a sus rivales gracias a un gran chasis inferior. En España lo apodaríamos como el Cyborg, por lo inhumano de sus saltos y sus mates. Hoy, casi 10 años después, Blake Griffin ya no es ese chaval que sorprendía por sus saltos y sus highlights. Ahora es una nueva versión de sí mismo, completamente distinta, y mejorada.
Este miércoles, Blake Griffin firmó el mejor partido de su carrera con 50 puntos, 14 rebotes y 5/10 en triples para que los Detroit Pistons se llevaran la victoria en la prórroga y gracias a él en el último suspiro ante los prometedores Sixers. Su exhibición llamó la atención no solo por sus números, sino por su vocación de jugar de base casi todo el tramo final del partido.
Blake Griffin ha pasado por varias etapas a lo largo de su carrera NBA, y no todas han sido buenas. Se perdió su primer curso por completo por una desgarradora lesión de rodilla. A su regreso, ganó el concurso de mates, fue elegido All-Star en su año rookie (y por supuesto ROY) y sorprendió por su potencia en unos Clippers en construcción.
La llegada de Chris Paul al equipo al año siguiente, junto con la irrupción de DeAndre Jordan, hizo que conociéramos a los Clippers como la Lob City, un sitio donde los alley-oops y las jugadas en profundidad entre el base y los interiores eran el pan de cada día. Por el camino, Griffin sería elegido 5 veces All-Star y 3 veces en el segundo mejor quinteto de la Liga.
Sin embargo, tras la salida de Paul el verano pasado rumbo a Houston, y una renovación millonaria, los Clippers acabaron traspasando a su jugador estrella (o el que les quedaba) a los Detroit Pistons en un movimiento por acabar con la herencia de los últimos 7 años. Entre medias, su altercado con su amigo y fisio del equipo, al que propinó un puñetazo que nos dejó ver una cara nunca antes vista de un tipo aparentemente bonachón como Blake.
En Detroit, Griffin se encontró un equipo atípico, con dos torres formadas por él y Drummond, y un objetivo inconcluso: llegar a Playoffs. Este curso, el primero que se presenta completo para él en la Motown, la llegada de Dwane Casey al banquillo parece haber ordenado las cosas y, sobre todo, liberar a Griffin de cualquier ligazón posicional. Esta ha sido su evolución hacia el ‘Cyborg 2.0’.
Más triple desde la marcha de Chris Paul y ahora, la locura
En su partido de este martes contra los Sixers, Blake Griffin sorprendió por mostrar la versión más desatada de algo que había ido dejando ver en los últimos cursos. Su rango de tiro había ido in crescendo desde sus primeros años, dejándonos ver a un jugador sin miedo a diblar desde la media distancia para desde ahí envestir a sus rivales o jugarse un tiro.
Pero el año pasado, la marcha de Chris Paul le abrió las puertas a un nuevo concepto, abrir su extensión de la cancha a más posiciones. Al comienzo lo probó de forma tímida, subiendo el balón en alguna ocasión y como recurso extraordinario. Simplemente dejaba claro que podía hacerlo. En los Pistons el curso pasado, esta faceta fue a más, así como su tiro de tres, que también se había ido expandiendo. El gran salto desde el arco lo dio entre las temporadas 2016-2017 y 2017-2018, justo con la marcha de Paul, cuando pasó de intentar 1,9 triples por partido a 5,7.
Temporada | Triples intentados | % Triples | Asistencias |
2010-2011 | 0,3 | 29,2 | 3,8 |
2013-2014 | 0,6 | 27,3 | 3,9 |
2017-2018 | 5,6 | 34,5 | 5,8 |
2018-2019* | 6 | 61’1 | 5,7 |
Ahora, en sus nuevos Pistons, esta versión desatada se dejó ver hasta el exceso, con Griffin reclamando subir el balón prácticamente desde el final del tercer cuarto. Numerosas jugadas comenzaban con él cogiendo el rebote y asistiendo o anotando. Una actuación que debe calibrarse entre su vocación por ampliar su juego hasta la hipérbole, y la escasez de bases de garantías en Detroit, con un Reggie Jackson que hace mucho que demostró estar un nivel por debajo de dónde se tenía y un Ish Smith que, pese a hacerlo cada vez mejor, sigue siendo un guard de segunda fila.
No hay que engañarse. Blake sigue dejando ver que aunque ha mejorado su manejo del balón y sus pases, mantiene parte de esa rocosidad propia de los hombres grandes al botar. Jamás conseguirá ser un jugador aposicional completo, como puedan serlo LeBron o Ben Simmons, pero parece que en Detroit ha encontrado la libertad para lucirse y dejar hacer, y eso no deja de ser interesante, sobre todo si nos sirve para recuperar a un jugador al que muchos ya veíamos en caída. La versión 2.0 del Cyborg está aquí, y es otro aliciente más para un Este necesitado de ellos.