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Philadelphia 76ers 2017/2018: La multiplicación de los panes y los ‘picks’

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Philadelphia 76ers 2017/2018: La multiplicación de los panes y los ‘picks’

Desde que Andre Iguodala abandonó la franquicia en 2012, los Sixers han deambulado por la liga mientras se hundían cada vez más en el fango. Ahora, es hora de flotar.

En Philadelphia hay un lema claro desde hace años. Un lema que les ha llenado de esperanza en los momentos más duros y oscuros de una de las franquicias más míticas de la liga. Desde que Andre Iguodala abandonó la franquicia en 2012, los Sixers han deambulado por la liga mientras se hundían cada vez más en el fango. Ahora, es hora de flotar.

Caída a las tinieblas

Todo comenzó en 2013. Tras la marcha de Andre Iguodala a los Nuggets y el intento, desastroso, de mantener el equipo a flote con la adquisición de Andrew Bynum, los Sixers se chocaron contra un muro de realidad que les hizo tomar decisiones drásticas.

Su apuesta les dejó sin su mayor estrella y una plantilla incapaz de hacer nada serio en la liga. El equipo terminó en la novena posición, con 34 victorias y a años luz del nivel que ellos mismos habían mostrado hacía apenas un año. La franquicia no podía seguir ese rumbo. Estaba claro que las decisiones habían sido las erróneas y que esa no era la manera de hacer las cosas.

Fue entonces cuando los Sixers tomaron una decisión que marcaría su historia reciente. Con todo en su contra y unas ganas locas de evitar el colapso total de la franquicia, decidieron nombrar a Sam Hinkie como el General Manager en mayo de 2013. No sabían en lo que se metían.

Desde aquel momento en adelante, los Sixers comenzaron su descenso a los infiernos en lo que ha sido la racha más inteligentemente penosa de su historia. Hinkie tenía un claro plan. En lugar de hipotecar el futuro para apostar por el presente como muchas franquicias han intentado en el pasado (ehem, Brooklyn Nets), sus planes para Philadelphia eran exactamente los contrarios.

Sus directrices eran claras. Deshacerse de cualquier lastre que pudiese tener la franquicia en esos momentos por conseguir piezas que le permitieran construir un nuevo castillo que solo él imaginaba. Pero la palabra ‘lastre’ tenía un significado tan particular como curioso para el señor Hinkie. Obviamente, los grandes contratos le molestaban, pero también lo hacían cualquier jugador con talento que no estuviese dispuesto a cumplir sus planes.

Más allá de sus decisiones tomadas en su primer draft, el primer gran movimiento de Hinkie fue deshacerse de Jrue Holiday en 2013, mandando a su mejor jugador a los Pelicans a cambio de Nerlens Noel y una primera ronda de 2014.
Ahí comenzó un baile de picks que volaban de un lado a otro, con jugadores que iban y venían sin, tan solo, pisar nunca el parqué del Wells Fargo Center. Llegaba una de las épocas más oscuras y duras en la historia de los Sixers. Empezaba ‘The Process’

Sus directrices eran claras. Deshacerse de cualquier lastre que pudiese tener la franquicia en esos momentos por conseguir piezas que le permitieran construir un nuevo castillo que solo él imaginaba.

Llevados al límite

La acumulación de activos era la misión número uno de Hinkie, que esperaba que sus tratos generasen buenas noches de lotería (y de Draft) para los Sixers. Tanto si provenían de otros equipos como de ellos mismos, tenían que luchar por esas elecciones, fuese como fuese.

Los Sixers comenzaron a perder cada año más y de manera más estrepitosa. Mientras Hinkie se empeñaba a seleccionar los mejores jugadores posibles en el Draft, sin importarle mucho más que el puro talento, la maldición de las lesiones se cernía sobre Philadelphia.

Nerlens Noel, sexta elección de 2013 y jugador que adquirieron de los Pelicans, se perdió toda su primera campaña. Pese a que ya conocían algunos de los problemas de Embiid y eso les permitió escogerle en la tercera posición de 2014, nadie se esperaba que fuese a perderse sus dos primeras campañas y a jugar 31 partidos en su tercera temporada.
En 2015, volvieron a disfrutar de la tercera elección, con la que escogieron a Jahlil Okafor. Por desgracia para ellos, la mala actitud que mostró el pívot le hizo comenzar con muy mal pie y nunca pareció recuperarse por completo. La serie de catastróficas desdichas les llevó a realizar la tercera peor temporada de la historia de la NBA.

Sin embargo, su pésima actuación les proporcionó la primera elección del Draft de 2016., la cual les permitió hacerse con Ben Simmons. El mayor talento del draft y uno de los jugadores más deseados de los últimos años era suyo. Pero nada podía ser tan fácil en Philadelphia. Durante el último entrenamiento del Training Camp del verano de 2016, Simmons se fracturó el pie.

Así, Simmons se perdería toda su primera temporada y sería la última gran piedra en el camino de los Sixers. Tras años de sufrimiento tanto elegido como impuesto, Philadelphia vuelve a creer. El equipo está listo, por fin, para volver a las alturas.

Hora de alzarse

‘The Process’ llevó a los Sixers al límite y los puso a prueba. Su confianza en Hinkie se forzó tanto que acabó por romperse. Pero ahora, de una vez por todas, comprenden las razones de su sufrimiento. Años en lo más profundo de la liga les ha hecho acumular más talento que nadie, Embiid, Simmons, Fultz, Saric, Okafor… Son las caras de un proyecto que debe devolver a los Sixers al lugar que nunca debieron dejar.

Embiid demostró la campaña pasada ser uno de los mejores pívots de la liga si está sano. La cara visible de ‘The Process’ tiene unas ganas locas de triunfar en Philadelphia y tiene todo para hacerlo. Lo único entre él y el éxito son, hoy por hoy, los problemas físicos de los que parece no poder librarse. Problemas que por el contrario, no han impedido al equipo del estado de Pensilvania ofrecerle una jugosa extensión de su contrato que finalizaba el verano que viene por valor de 148 millones en 5 años. Eso sí, con cientos de asteriscos y matices, ya que una lesión en la espalda o pie de larga duración, podría permitir a los Sixers cortar al pívot sin que ese contrato forme parte del espacio salarial. Con este movimiento ambos ganan, ya que la franquicia se asegura la continuidad de su máxima representación dentro y fuera de la cancha y se cubre las espaldas ante un nuevo problema físico de Embiid, que por su parte se hace con un lucrativo contrato y además, la oportunidad de seguir ligado por muchos años al equipo de sus amores.

A nivel deportivo, los Sixers se lo han tomado con calma con él, cuidándolo lo mejor que han podido. Este verano le han dado tiempo para recuperarse de su última lesión y, por lo que parece, ha vuelto como una apisonadora. Las informaciones que llegan desde Philadelphia son más que esperanzadoras para unos aficionados que llevan años pidiendo salud para su estrella.

Muchas ganas hay, también, de ver cómo vuelve Ben Simmons de su lesión. El australiano estaba llamado a dominar la liga en su primer año pero una fractura se lo impidió. Sin embargo, este período no ha sido tiempo perdido. Simmons ha mejorado aún más lo que ya era un físico envidiable. Su disciplina de trabajo, unida a su gran talento lo convierten en uno de los jugadores con más proyección de la liga.

Otro que no ha debutado es Markelle Fultz. Los Sixers hicieron un gran esfuerzo para poder tener la opción de seleccionarlo con la primera posición del draft. Es un jugador explosivo y un gran creador que puede dar mucho que hablar. Su versatilidad será clave para unos Sixers que creen haber encontrado justo lo que necesitaban.

Ellos tres son los mayores pilares del llamado ‘Process’ que debe devolver a los Sixers a la cima. Simmons y Fultz pueden compenetrarse muy bien, siendo ambos jugadores grandes creadores de juego y anotadores explosivos. Pueden alternarse las responsabilidades de generación, así como tomar el liderazgo anotador. Seguramente desde el banquillo será capaz de aportar Dario Saric, probablemente desplazado del quinteto inicial por la presencia de Simmons. Su actuación el año pasado fue espectacular, liderando a los Sixers desde el trabajo y su indudable talento. Su garra y entrega serán claves para la rotación y puede encontrar, como sexto hombre, su lugar en el equipo.

Simmons ha mejorado aún más lo que ya era un físico envidiable. Su disciplina de trabajo, unida a su gran talento lo convierten en uno de los jugadores con más proyección de la liga.

Otro de los que demostró su valor la temporada pasada fue Robert Covington. Su defensa fue una de las anclas del equipo en los momentos más difíciles y su valía ha quedado más que probada. Fue el 21o jugador de la liga que más victorias aportó a su equipo con su defensa, algo aún más destacable al tener en cuenta que perteneció al cuarto equipo con peor balance de la liga. Su presencia en el quinteto inicial parece prácticamente asegurada.

Las dudas comienzan a surgir, sin embargo, con Jahlil Okafor. Su compromiso con el equipo ha sido puesto en duda desde que llegó a la liga y, por lo que parece, su entrega deja bastante que desear. La tercera elección del Draft de 2015 continúa siendo, por el contrario, un jugador muy válido. Con el trabajo adecuado, podría formar compenetrarse a la perfección con Embiid para formar una grandísima pareja interior.

La guinda del pastel

Pero no acaba ahí. La cantidad de contratos de novatos que siguen arrastrando, además de la cantidad de buenos y baratos jugadores que han sido capaces de acumular (McConnell, Stauskas, Anderson…), les dejaba este verano en una posición más que envidiable.

Su espacio salarial les daba la opción de realizar una gran apuesta y darlo todo por la pieza que creyesen necesitar. Y así lo hicieron. Encontraron, en J.J. Redick, la opción de adquirir a un jugador veterano, talentoso y trabajador que completase su plantilla.

Con una oferta de 23 millones sobre la mesa y un proyecto ilusionante, el ex escolta de los Clippers no dudó en hacer las maletas camino de Phila. Ahí encuentra la posibilidad de ser un líder y llevar a todos y cada uno de los jóvenes hasta el siguiente nivel. Junto a él, otro veterano ilustre como Amir Johnson, pondrá su experiencia al servicio de los talentosos nuevos Sixers.

El trabajo realizado en las oficinas en los últimos años los ha traído hasta aquí. Las temporadas desastrosas, las dudas sobre sus jugadores y su estado físico…. Nada ha sido en vano. ‘Trust the Process,’ resuena en Philadelphia. El eco de la voz de Hinkie sigue oyéndose.

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