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Minnesota Timberwolves 2017/2018: Un punto de inflexión
Los Wolves llevan desde 2004 sin pisar Playoffs, un objetivo ineludible este año. Al conjunto de jóvenes talentos se suma ahora Jimmy Butler, en un equipo llamado a salir de mediocridad tras tantos años.
Trece años. Esos son los que lleva el equipo de Minnesota sin entrar en Playoff. Más que ninguna otra franquicia de la liga. Desde aquel equipo que deslumbró en 2004 llegando a Finales de Conferencia con Garnett, Sprewell o Cassell, los aficionados de los Wolves no han podido volver a disfrutar de un partido de postemporada a pesar de entrar en la mayoría de quinielas de casi todos los analistas en los últimos años. Pero ni juntando a jugadores como Love, Rubio, Pekovic, Barea, Kirilenko o Brandon Roy se pudo conseguir.
Pero éste año la franquicia quiere hacer borrón y cuenta nueva. Quiere, como dice su eslogan, que sea el comienzo de una nueva era, que sea un punto de inflexión.
Para ello cuentan con un nuevo logo, una nueva imagen corporativa y, sobretodo, un nuevo equipo. Un equipo que pretende romper con el pasado, prescindiendo de Ricky Rubio, líder espiritual del equipo los últimos seis años; y con el futuro, traspasando a dos de sus grandes promesas como Dunn y LaVine; para centrarse en el aquí y el ahora creando un equipo de garantías suficientes, a priori, como para retomar la senda de los grandes de la liga.
Y es que, de la mano de Thibodeau, los Timberwolves han sido uno de los equipos más activos y ambiciosos de la liga este verano, haciéndose con los servicios de dos All-Stars como Jimmy Butler y Jeff Teague, un triple ganador del premio al mejor sexto hombre como Crawford y dos jugadores de la confianza del técnico como Taj Gibson y Aaron Brooks, a quienes ya dirigió en su etapa en los Chicago Bulls (igual que al propio Butler), además de abordar la renovación de uno de los jugadores claves de la plantilla como Andrew Wiggins.
Un quinteto titular de altura
A pesar de la deslumbrante llegada de un jugador como Butler, la piedra angular del proyecto de ‘Thibs’ se llama Karl-Anthony Towns.
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El pívot deslumbró el año pasado con una espectacular temporada, empañada únicamente por el récord de su equipo, en la que se convirtió en el segundo jugador de la historia de la liga en promediar 25 puntos y 12 rebotes con tan solo 21 años tras Saquille O’Neal en 1994. Palabras mayores.
En su tercera temporada en la liga, Towns deberá liderar al equipo en su intento por alcanzar un nuevo nivel. Pero, ¿cómo podrá tener tanta responsabilidad rodeado de jugadores que acaparan tanto balón como Butler, Wiggins o Teague? La buena noticia para los Timberwolves es que Towns no necesita tener mucho tiempo el balón para producir.
Es el tercer jugador que más canastas consigue (6’2) teniendo el balón en las manos menos de dos segundos tras Anthony Davis y Klay Thompson. Además, es el jugador que más canastas anota sin botar el balón (6’1) y el segundo tras Davis con un solo bote (2’2).
Sus recursos con el balón parecen infinitos. Es el jugador de la liga que más puntos consigue jugando al poste y el segundo en el ‘pick & roll’, ya sea en continuación o con un tiro abierto. Si este año aprende a leer bien las ayudas y a encontrar al hombre libre, puede convertirse en un jugador casi imparable.
Towns es el jugador de la liga que más puntos consigue jugando al poste y el segundo en el ‘pick & roll’
En el puesto de base se ha decidido cambiar al base titular de los últimos años, Ricky Rubio, por Jeff Teague. En un primer vistazo rápido, no parece que sea un cambio que vaya a resultar decisivo en la mejora del equipo. Teague es mejor en ataque (4’2 puntos más que Rubio la temporada pasada), pero Ricky es mejor pasador y defensor que Teague.
Sin embargo hay un par de situaciones en las que sí que puede salir muy beneficiado el equipo con el cambio. Primero, Rubio necesita acaparar mucho más balón que Teague para producir. No es difícil encontrar al base español en el top 10 de la liga en clasificaciones como pases recibidos, tiempo de posesión o porcentaje de segundos por cada vez que coge el balón. El hecho de que esto no ocurra tan marcadamente con Teague (aunque también le gusta tener el balón) es muy positivo para el equipo teniendo al lado a dos jugadores como Butler y Wiggins que reclamarán abiertamente la bola.
Y en segundo lugar, Teague es un especialista en el ‘pick & roll’, seña de identidad de este equipo.
No sólo, como ya hemos dicho, Towns es un auténtico especialista, además los Timberwolves son el segundo equipo más productivo de la liga en este tipo de jugada tras los Clippers con 1’15 puntos por cada posesión. Al menos en lo que se refiere a las jugadas de P&R que culmina el hombre al bloqueo, ya que en las que termina el hombre con el balón, caen hasta la posición 21ª. Y ahí es donde interviene el nuevo base.
El ex de Indiana es uno de los jugadores más efectivos de la liga en este sentido, produciendo 0’98 puntos por posesión. Al nivel de Hayward o Kemba y por encima de nombres como Irving (0’96), Dragic (0’93) o Curry (0’92). La temporada pasada, el jugador de Pacers que más asistencias recibió de Teague fue Turner (2’3) y los dos años anteriores en Atlanta lo fue Horford (2’1 en las dos).
Así es que la combinación que formen el base y el pívot hará que se multipliquen las ayudas contrarias, liberando a Wiggins y Butler.
Precisamente estos dos jugadores serán quienes ocupen las alas del equipo. El canadiense y el ex de Chicago tuvieron la temporada pasada unos números en ataque prácticamente idénticos. Mientras que el primero promedió 23’6 puntos con un 45’2% en tiros y un 35’6% en triples, el segundo marcaba 23’9 con un 45’5% y 36’7% respectivamente. Wiggins lanzó con un 36% en tiros tras bote y un 37’9% desde la ‘mid-range’ y Butler un 36’6% y un 38’4%. Y así podríamos seguir. Además, ambos pueden jugar indistintamente en las posiciones de 2 y de 3.
¿Qué conlleva tener dos jugadores tan parecidos? Un escenario posible es la lucha por la dirección de la manada. Si los dos jugadores quieren acaparar balón y demostrar su superioridad como ‘macho alfa’, el equipo se resentirá y el esquema de ataque probablemente se atasque y termine con tiros forzados y jugadas individuales.
El otro escenario nos lleva a una versatilidad presente en pocos equipos, con intercambios, ayudas y múltiples opciones en ataque. Posiblemente, como en todo, acabemos viendo un punto intermedio entre ambos escenarios, sobretodo en este primer año de Butler en el equipo.
Butler aportará además una dosis de defensa que necesita claramente el equipo y que parecía que con la llegada de Thibodeau iba a ser uno de los puntos fuertes del equipo la temporada pasada, pero nada más lejos de la realidad. El conocimiento de los esquemas del entrenador, igual que en los casos de Gibson y Brooks, será un empujón en este sentido. Y quizá con esto se consiga ver a un Wiggins aportando en defensa lo que apuntaba en su época en la Universidad de Kansas y que aún no hemos podido ver en la NBA.
Dieng y Gibson se jugarán finalmente una plaza que dependerá de lo que busque Thibodeau para completar el equipo. Gibson aportará experiencia y conocimiento del sistema, además de mayor anotación que Dieng cerca del aro y mayor capacidad para crearse sus propias canastas. El Senegalés aportaría mayor capacidad defensiva (en sólo cuatro temporadas en el equipo ya es el tercer máximo taponador de su historia) y un mayor ‘spacing’. Dieng ha ido poco a poco expandiendo su rango de lanzamiento hasta el punto que el año pasado lanzó por encima del 40% desde las esquinas y no sería raro verle este año más tiempo detrás de la línea de triple.
En definitiva, los Wolves han conseguido juntar un quinteto muy competitivo, con unas adquisiciones que aportarán al equipo experiencia, competitividad y capacidad de cerrar los partidos. Unos conceptos tan ‘intangibles’ que ni siquiera las estadísticas avanzadas los pueden medir, pero que tanto se echaron en falta el año pasado, en el que el equipo habitualmente pegaba un bajón en las segundas partes hasta el punto de perder partidos que hasta el descanso ganaban por un amplio margen.
En el ‘clutch’, es decir en partidos que se llegaba a los últimos cinco minutos con una diferencia menor a cinco puntos, los Wolves fueron el tercer peor equipo de la liga, ganando únicamente 15 de los 45 partidos que disputaron en estas circunstancias.
Un banquillo veterano y reforzado
El banquillo fue uno de los grandes problemas del equipo la temporada pasada. Thibodeau en ningún momento confió en ellos, lo que se tradujo en que fueron el banquillo de la liga que menos minutos disputó (sólo 13’9) y por lo tanto también el que menos anotó (22’8).
Uno de los fichajes más llamativos de este año, Jamal Crawford, a sus 37 años, junto con Shabazz Muhammad, renovado por el mínimo, serán los máximos encargados de intentar producir en ataque desde el banquillo.
Habituados ambos a crearse sus propias canastas, pero poco amigos de sistemas o de defender, ‘Thibs’ tendrá que intentar crear un equilibrio que beneficie al equipo.
Para ello el técnico se ha traído un base de confianza como Aaron Brooks, a quien ya dirigió en su etapa en Chicago con un buen balance de 11 puntos en 23 minutos de juego. El joven Tyus Jones no acaba de convencer y no parece probable que vaya a dar el salto de calidad que se espera de él.
Una de las grandes incógnitas de esta temporada será el juego de Bjelica. Si bien ya es difícil que vayamos a volver a ver al jugador que fue MVP de la Euroliga, esta temporada será clave para saber si se asienta en la liga de forma competitiva o si, posiblemente, decida regresar a Europa.
En la recta final de la temporada pasada vimos la mejor versión del serbio hasta ahora en la liga, justo antes de que se lesionara en el pie y se perdiese el último mes de competición. Habrá que ver como vuelve de la lesión, ya que las cirugías en los pies de los hombres altos suelen ser de difícil recuperación. Y si no que se lo digan a Pekovic.
Compartirá juego interior con Gibson o Dieng, relegando casi al ostracismo a Cole Aldrich, quien llegó con buena fama de defensor y de aprovechar bien sus minutos, ganada a pulso en sus actuaciones con Clippers, pero que no ha sabido refrendar en Minnesota y que posiblemente le haga salir del equipo antes de que acabe la temporada si consiguen que algún equipo se quiera hacer cargo de su ficha de más de siete millones al año. Más aún cuando vuelva de su lesión el pívot rookie Justin Patton.
No es difícil mejorar la aportación del año pasado del banquillo. Veremos hasta qué punto pueden llegar a ser un factor beneficioso para el equipo.
Previsión
Una de las divisiones más difíciles de la liga con Thunder, Nuggets, Blazers y Jazz es lo que le espera a los Timberwolves. No es lo ideal para un equipo que pretende despegar este año, pero los de Minnesota han construido una plantilla lo bastante competitiva como para luchar por la quinta plaza de la Conferencia.
Todo lo que sea rondar a las 45 victorias o incluso acercarse a las 50, podrá considerarse una gran temporada para los Minnesota Timberwolves.