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Jugadores FIBA que (casi) no recuerdas que estuvieron en la NBA
La NBA fue injusta durante muchos años con los jugadores extranjeros, que a menudo llegaban a liga con más edad que en la actualidad. Estos son algunos de los que pasaron por ella sin pena ni gloria.
La NBA es una competición global. Muchas veces hemos oído a Adam Silver llenarse la boca con estas palabras. Hasta 116 jugadores no nacidos en Estados Unidos disputaron algún minuto la temporada pasada en la liga, aparte del hecho de poder ver fácilmente cualquier partido que se quiera de la liga en cualquier momento y (prácticamente) en cualquier lugar del mundo.
Jugadores como Fernando Martín o Georgi Glouchkov abrieron el camino. Los Divac, Sabonis, Mutombo o Kukoc lo asentaron. Nowitzki, Parker, Gasol o Nash demostraron que podían liderar a sus equipos y hacerlos ganar. Y Antetokoumpo, Porzingis, Jokic o Wiggins parece que nos van a asegurar que los jugadores internacionales sigan teniendo un lugar destacado en la liga.
Sin embargo el camino hacia la igualdad no ha sido fácil. Durante mucho tiempo los estadounidenses no veían a estos jugadores como sus iguales. Siempre parecía que tenían que demostrar mucho más que ellos para conseguir el mismo reconocimiento. Incluso parecía casi aceptado que debían pasar uno o dos años de ostracismo al final del banquillo hasta encontrar su momento de demostrar su valía.
Pero muchos de estos jugadores o no consiguieron llegar a convencer a sus equipos o no estaban dispuestos a pasar por este trámite, ya fuese por ser jugadores jóvenes que veían como sus carreras se estancaban o por ser ya de sobra contrastados en Europa y pensar que no tenían necesidad de pasar por esta situación.
Estos son algunos de los jugadores que (casi) no recordamos que pasaron por la NBA:
José “Piculín” Ortiz:
Tras debutar con 17 años en 1981 en la liga puertorriqueña (BSN) y lograr el título en 1985, el gigante boricua ingresó ese mismo verano en la Universidad de Oregon State donde tuvo una exitosa carrera promediando casi 20 puntos y 9 rebotes y finalmente nombrado ‘jugador del año de la Pac-10’ por encima de jugadores como la estrella de UCLA, Reggie Miller.
Su actuación no pasó desapercibida en la NBA y en 1987 los Utah Jazz lo iban a elegir en una más que digna 15ª posición del draft. Tras un año jugando en Zaragoza, en el verano de 1988 finalmente dio el salto a la NBA. Sin embargo, tras una temporada y media en la que promedió 2’9 puntos y 1’1 rebotes en 6’1 minutos de juego, el 5 de Febrero de 1990, los Jazz despedían al pívot.
Ortiz decidió entonces volver a Europa, donde jugó en el Real Madrid y el Barcelona, con quien ganó una Copa del Rey y jugó una final de Copa de Europa que perdió ante la Jugoplastika de Kukoc y compañía. Jugó en Andorra, Málaga y varios equipos griegos antes de volver a la BSN, donde se retiró tras ganar ocho campeonatos de liga. Con su selección participó en cinco mundiales y cuatro Juegos Olímpicos, formando parte del equipo que derrotó a EE.UU. en los Juegos de Atenas 2004.
Zarko Paspalj
Integrante de una de las mejores generaciones de jugadores que se han visto, tras ganar Liga, Copa y Copa Korac con el Partizan de Belgrado y formar parte de la selección que logró la plata en los juegos de Seúl ‘88, con 23 años firmaba como agente libre con los San Antonio Spurs.
Pero su aventura americana no salió como esperaba. 28 partidos en los que promedió 2’6 puntos y 1’1 rebotes en 6’5 minutos no fueron suficientes y el equipo tejano lo despedía al finalizar la temporada.
Volvió a Europa con Olympiacos, con quien ganó dos Ligas y una Copa y fue nombrado MVP de la Copa de Europa en 1994 a pesar de caer contra el Juventut en la final. También jugó en equipos como el Panathinaikos, el Racing de París o la Kinder de Bolonia. Pero si por algo será recordado Paspalj, es por formar parte de una maravillosa generación de jugadores yugoslavos como Petrovic, Kukoc, Perasovic, Divac y un largo etcétera, con quienes consiguió ganar tres oros y un bronce en Eurobaskets, dos platas en JJ.OO. y, sobretodo, un inolvidable oro en el Mundial de Argentina de 1990.
Andrew Gaze
Auténtico mito del baloncesto Australiano y FIBA en general, este anotador compulsivo se retiró en 2005 con más de 600 partidos jugados en la Liga Australiana (NBL), siendo su máximo anotador durante 14 temporadas.
Disputó cuatro mundiales entre 1986 y 1998, donde es el segundo máximo anotador histórico tras Oscar Schmidt; y cinco Juegos Olímpicos entre 1984 y 2000, donde también es el segundo máximo anotador y también detrás del jugador brasileño. En tres de estas cinco participaciones se quedó a las puertas de la medalla quedando en cuarta posición y fue elegido para portar la bandera de su país en casa, en los Juegos de Sydney 2000.
Sin embargo ni todo esto, ni un periodo universitario donde alcanzó las finales de la NCAA en 1989, le permitieron tener una carrera exitosa en la NBA. Dos contratos de diez días con los Bullets en Marzo de 1994 en los que jugó siete partidos, y 19 partidos con San Antonio antes de lesionarse en el año del ‘lockout’ fueron el bagaje americano para el jugador. A pesar de no formar parte de la plantilla durante los playoff, los Spurs decidieron darle un anillo de campeón.
En 2013 fue incluido en el Salón de la Fama de la FIBA.
‘Sasha’ Djordjevic:
El actual seleccionador serbio fue uno de los mejores bases de los años 90 y puente de unión entre las grandes generaciones de Petrovic y de Bodiroga. Ya desde joven demostró su calidad y, jugando para el Partizan de Belgrado, logró ganar tres ligas y dos copas de Yugoslavia, una Copa Korac y una Copa de Europa anotando el triple ganador ante el Juventut en 1992.
Así sería la selección de Yugoslavia si no hubiera desaparecido
Ese verano se fue a Italia, a jugar dos años en Milán, donde ganó otra Copa Korac, y otros dos años en Bolonia. Además, a estas alturas ya había conseguido un bronce y un oro en Eurobaskets con la selección ‘plavi’.
Fue entonces, cuando decidió dar el salto a la NBA y firma como agente libre con los Portland Trail Blazers en el verano de 1996. Pero sólo consiguió participar en ocho partidos, anotando 3’1 puntos en 7’6 minutos antes de que a los tres meses, el 27 de Diciembre, fuese despedido por la franquicia de Oregón.
A pesar de sus 29 años, a Djordjevic aún le quedaba mucho baloncesto por ofrecer, por lo que ficha inmediatamente por el Barcelona y ese mismo año consigue ganar la liga. En España todavía ganaría otra Liga y una Copa Korac con el equipo catalán y una liga más con el Real Madrid antes de volver a Italia y jugar en Pesaro y Milán, donde se retiró en 2005.
Con la selección, tras su paso por los Estados Unidos, aún le quedaba por sumar a su palmarés otros dos oros en Campeonatos de Europa, además de una plata en los Juegos del 96 y un oro en el Mundial de Grecia de 1998.
Antonis Fotsis
Fotsis emergió como un joven talento prometedor, lo que le llevó con tan solo 16 años al Panathinaikos en 1996. Con el equipo griego logra cuatro campeonatos ligueros y el galardón de mejor jugador joven de la liga en 2001.
Ese mismo año decidió probar suerte en la NBA compartiendo año rookie con Pau Gasol en Memphis. Pero tan solo dispuso de 11’4 minutos en 28 partidos para promediar 3’9 puntos y 2’2 rebotes lo que le llevó a tomar la decisión de volver al Panathinaikos.
Este verano ha decidido poner punto final a su carrera profesional tras jugar en equipos como el Real Madrid, el Dinamo de Moscú, el Milán y hasta cuatro etapas en el Panathinaikos, en donde consiguió hasta diez Ligas griegas, seis Copas de Grecia, una Liga ACB, una Copa ULEB y tres Euroligas, donde tiene el récord de más rebotes en un partido con 24.
Con su selección ganó una medalla de plata en el mundial de Japón de 2006 y una medalla de oro y otra de bronce en los Eurobaskets de 2005 y 2009.
Igor Rakocevic
Con tan sólo dieciséis años, ‘Rako’ ya había debutado en la liga de su país con el Estrella Roja donde consiguió ganar la liga en 1998. El primero de una larga carrera plagada de títulos.
2001 y 2002 estuvieron plagados de éxitos para el serbio. Jugando para el Buducnost Podgorica ganó dos Ligas y una Copa, y con su selección consiguió el oro tanto en el Eurobasket de 2001 como en el Mundial de 2002.
Era el momento perfecto para dar el salto a la mejor liga del mundo, al equipo que lo había elegido en el draft dos años antes, los Minnesota Timberwolves. Pero su año rookie no salió como esperaba. 42 partidos en los que promedió 1’9 puntos en 5’8 minutos de juego y fuera de los doce que disputaron el playoff hasta que el 7 de Mayo fue cortado.
Ante este panorama, Rakocevic decidió volver a su Estrella Roja donde sabía que sería importante y donde ganó una Copa de Serbia y Montenegro. Desde ahí dio el salto a la ACB. Valencia, Real Madrid y Baskonia donde le vieron ganar una Liga, una Copa y tres supercopas además de ser incluido en el quinteto ideal de la Liga en 2009.
En sus últimos años siguió engordando su palmarés con dos Supercopas turcas en el Efes Pilsen y una Lega y una Copa en Siena, antes de retirarse en 2013 en su querido Estrella Roja.
Antoine Rigaudeau
Al igual que Djordjevic, ‘el Rey’ es uno de esos jugadores que, tras ganarlo todo en Europa, decidieron probar suerte en la NBA a pesar de su edad (o precisamente por ello).
En Francia y jugando para el Cholet, fue nombrado mejor jugador de la LNB durante cuatro temporadas consecutivas, lo que le llevó al Pau Orthez, donde por fin consiguió hacerse con el campeonato además de un nuevo título de MVP. En 1997 fichó por la gran Kinder de Bolonia, donde coincidió con jugadores como Danilovic, Abbio, Ginobili, Andersen o Jaric, y donde ganó dos Legas y cuatro Copas italianas, además de dos Euroligas.
Es entonces, a sus 31 años, cuando decide dar el salto a la NBA firmando como agente libre por los Dallas Mavericks el 17 de Enero de 2002. Pero parece que a Don Nelson no le parecía suficiente el bagaje o la calidad del francés, ya que sólo le concedió 11 partidos y 8’3 minutos en los que sólo pudo promediar 1’5 puntos.
A final de temporada formaba parte del traspaso entre Mavericks y Warriors que tenía como nombres más importantes a Nick Van Exel y Antawn Jamison, pero ni siquiera debutaría con los de la bahía, pues le cortaban dos semanas después. Rigaudeau fichó entonces por Pamesa Valencia para poner punto final a una exitosa carrera.
En 2015 entró a formar parte del Salón de la Fama de FIBA.
Vassilis Spanoulis
Posiblemente el caso más conocido y a la vez el más sangrante e injusto. Ni todos los logros, ni todos los números, méritos y calidad demostrada por el mito griego sirvieron para que Jeff Van Gundy no le tratase como a un mero rookie europeo que tenía que aprender lo que era el baloncesto de élite cuándo firmó con los Houston Rockets en 2006. Ni siquiera que Mike Kryzewski dijese que “el número siete nos ha matado” cuando Grecia eliminó a los Estados Unidos en el Mundial de Japón sirvió.
31 partidos de Liga Regular y uno de playoff, con 2’7 puntos en 8’8 minutos en la NBA no son suficientes para desmerecer una carrera de ensueño en la que encontramos (de momento) galardones como el premio al mejor jugador joven de Grecia de 2003, siete Ligas y cuatro Copas griegas, tres MVPs de la liga, tres Euroligas, tres MVPs de la Final Four de la Euroliga (único con tantos junto con Kukoc), un MVP de la fase regular de la Euroliga (único junto a Diamantidis y De Colo en ganar un mismo año MVP de fase regular y de Final Four) o el premio al mejor jugador de Europa en 2012 y 2013, en una carrera dividida entre los dos grandes colosos griegos, Panathinaikos y Olympiacos.
Por si todo esto no fuese suficiente, con su selección logró un oro y un bronce en los Eurobaskets de 2005 y 2009 además de una plata en el mencionado mundial de Japón.
Tornike Shengelia, Luigi Datome, Kostas Papanikolau, Rentzias, Nando De Colo, Sarunas Jasikevicius o Macijauskas, la lista es extensa:
Estos otros jugadores son algunos de los que no pudieron o no tuvieron la suerte de hacer carrera en la NBA, pero que han demostrado tener calidad de sobra para tener una larga y exitosa carrera en Europa o incluso, por qué no, los que siguen en activo, volver a la NBA y demostrar que se equivocaron al no confiar más en ellos.