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Por qué Bodiroga nunca fue a la NBA y sus diferencias con el caso Llull
Los Kings rechazaron esta semana los derechos de drafteo por Bodiroga, retirado hace 10 años. Su caso, decir no a la NBA, recuerda al de Sergio Llull.
Dejan Bodiroga (1973, Zrenjanin, antigua Yugoslavia, actual Serbia) fue sin duda alguna uno de los mejores jugadores europeos de la historia. El mejor para algunos si cabe. Retirado en 2007 de las canchas, esta semana su nombre ha vuelto a la palestra por un hecho curioso: los Sacramento Kings han renunciado a sus derechos, que poseían desde que lo draftearon a pesar de que el exjugador ya tiene 44 años y lleva 10 retirado.
Bodiroga fue drafteado en la posición número 51 del Draft de 1995, el mismo que Kevin Garnett. Entonces era un prometedor alero yugoslavo que, sin embargo, explotaría en los años siguientes. Después de jugar en su país natal e Italia, llegó al Real Madrid ya con el cartel de estrella en 1996. Después pasó por Panathinaikos, donde conseguiría 2 Euroligas, y después al Barcelona, donde en 2003 lograría otro máximo galardón europeo.
Con 2,05 metros de altura y una técnica que quizá haya sido la máxima expresión de la escuela yogoslava, Bodiroga conquistó además dos mundiales, una plata olímpica, y tres campeonatos de Europa con su selección, en la que siempre destacaba una cosa. Aunque en Yugoslavia estuvieran jugadores NBA de la talla de Stojakovic o Vlade Divac, quien siempre se jugaba la canasta decisiva era él. Era el líder, y también era el mejor.
Sin embargo, y a pesar de todos estos honores, Bodiroga nunca quiso ir a la NBA. Mucho se habló en su momento sobre esta decisión, similar a la que está tomando en esta época Sergio Llull con el Real Madrid. ¿Por qué no pisó nunca la NBA Bodiroga? Es una pregunta que requiere una respuesta con varios matices.
«Prefiero destacar en Europa»
En una entrevista con El País en 2002, Bodiroga, entonces jugador del Barcelona, explicaba lo siguiente:
Hay jugadores de nivel alto que quieren demostrar un nivel alto en la NBA pero hay otros que van allí sólo para decir que han estado en la NBA. Yo he tenido este año ofertas serias de Toronto y Houston pero he preferido estar en Europa y jugar como me gusta a mí, tener responsabilidad, protagonismo y ganar títulos. Pero respeto a muchos jugadores de Europa que han ido a la NBA y han demostrado que pueden ser protagonistas allí.
En aquella entrevista el periodista Robert Álvarez le insistía con otra pregunta: «¿Cree que su historial quedará incompleto por no pisar la NBA?» a lo que el serbio respondía tajante. «No. Miro pocas veces atrás, pero cuando lo hago estoy satisfecho de haber ganado y haber demostrado todo durante diez años en Europa, tanto con mi club como con la selección».
Un argumentario que quizá también se puede aplicar en la actualidad a Sergio Llull, que recientemente reiteraba sus intenciones de permanecer en el Real Madrid, «su casa», y que la NBA «estaba aparcada, al menos de momento». Al caso del base balear se suma además otro condicionante, una cláusula de 25 millones que impuso el Real Madrid en su última renovación para su salida. Por comparar, la cláusula de este estilo más elevada de un español fue la que tuvo Raúl López para marchar a los Jazz en 2002, que fue de 6 millones.
Las otras razones: dinero y solo ser el rey
Bodiroga siempre fue un jugador ambicioso, anotador insaciable, ganó todo lo que se podía ganar. Sin embargo, en estas declaraciones lo dejaba claro: prefería ser cabeza de ratón que cola de león.
Pero no es comparable la situación de Europa con respecto a la NBA entonces. Hay que tener en cuenta que en aquella época, finales de los noventa y sobre todo los primeros 2000, los clubs europeos disponían de un potencial económico que no tienen ahora, a lo que se suma que entonces en la NBA no ofrecía los contratazos que da ahora a cualquier jugador de nivel medio, e incluso recién llegado.
Para hacerse una idea, Kristaps Porzingis, aún en contrato rookie, cobra 4 millones anuales, una cifra superior a la de que obtienen actualmente Llull o Rudy Fernández, dos de los jugadores mejor pagados de Europa. En la época de Bodiroga, esa diferencia no era tal a favor de la NBA, pudiendo cobrar mejores salarios en el viejo continente.
En 2015 Bodiroga, ya retirado, dejó otras declaraciones similares. «Los jugadores actuales prefieren pasar por Europa para hacer currículum y decir que han jugado en la NBA aunque sea un año. No les importa no salir del banquillo, solo quieren decir que estuvieron allí«. Una opinión que puede ser cierta, pero que no contempla que actualmente un jugador europeo puede ganar en un año en la NBA en algunos casos más que todo lo que pueda amasar en varios cursos en Europa. Algo que, no obstante, parece no afectar a Llull y el reiterado interés de los Rockets por ficharle, que prefiere continuar con su contrato asegurado cercano a los 3 millones.
Las malas lenguas hablan además de otros factores: Bodiroga podía considerarse un jugador lento en cierto modo, y aunque no era un negado, como muchos de los grandes anotadores de la historia no era un excelso defensor. Por lo tanto, quizá tuviera algo de recelo a no destacar en la NBA, como le pasó a otros europeos ilustres como Jasikevicius o Macijauskas.
Este argumento tuvo su punto álgido después del amistoso que los Grizzlies disputaron contra el FC Barcelona en 2003, y en el que James Posey detuvo su mejor versión, a pesar de que el serbio acabó con 12 puntos y 12 rebotes.