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Yogi Ferrell, el hoosier que ha pasado de temporero a ilusionar Dallas
Ferrell (23 años, 1,83 de estatura) ha llegado a la NBA siendo un jugador hecho, y eso se ha notado.
La NBA es rica en anécdotas y también en jugadores que de vez en cuando brillan de forma inesperada. A veces estos jugadores se quedan en una historia de 3 días, otros aparecen, desaparecen un tiempo, y luego se convierten en jugadores válidos (Jeremy Lin), y algunos incluso no drafteados se convierten en jugadores franquicia de sus equipos (Darrell Armstrong en Orlando).
El último de estos casos que está viviendo la NBA se llama Kevin ‘Yogi’ Ferrell. Aún no sabemos cómo acabará, pero este rookie no drafteado ha pasado de estar hace 10 días en la D-League a firmar un contrato de dos años con Dallas.
El jugador ha dado motivos a los texanos para su contratación: Lleva 4 partidos con el equipo y esto le ha servido para meter 19 puntos a los Cavaliers y 32 a los Blazers en la racha de 4 victorias seguidas de los Mavs, que poco a poco se recomponen tras estar como últimos del Oeste durante el primer mes de competición.
El rookie, quien ya había jugado unos partidos con un contrato de 10 días con Brooklyn esta temporada (pobres Nets) igualó dos récords a falta de uno en su choque contra los Blazers: igualar el récord de triples de un novato con su 9/11, y la mejor anotación de un hombre de primer año desde Blake Griffin. Casi nada.
Un producto Hoosier
Ferrell (23 años, 1,83 de estatura) ha llegado a la NBA siendo un jugador hecho. Nacido en Indiana, este combo-guard prefirió quedarse cerca de casa para jugar con los Hoosiers, donde ha coincidido con otros actuales NBA como Oladipo o Cody Zeller. Ha permanecido en la Universidad los cuatro años completos, promediando en su última campaña 17 puntos y llevándose dos récords en el zurrón: el del jugador que más partidos ha anotado con al menos un triple de forma consecutiva (65), y el máximo asistente de la historia de esta Universidad.
Durante el pasado verano fueron varios los medios especializados en NCAA que alabaron su talento pero pronosticaron que no sería drafteado, principalmente por culpa de su altura. Y así fue. Sin embargo, ha sido Rick Carlisle el que ha sabido ver las habilidades de este jugador rápido y sobre todo con una facilidad para anotar bastante desarrollada.
Su comparación, cuando aún sonaba como una de las últimas elecciones de Draft, era el propio J.J. Barea, y ha sido precisamente las lesiones de Barea, Deron y toda una retahíla en los Mavs los que ha propiciado que Carlisle confiara en él como titular desde el primer partido, compartiendo además juego exterior con Seth Curry y Wesley Matthews, otros dos jugadores no drafteados. Veremos cómo es su evolución en los dos años que ahora ha firmado, pero por Dallas, en una temporada que parecía gris, han encontrado un motivo inesperado para alegrarse.