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El espejo en el que mirarse para los españoles en la NBA: los que llegan (I)
Encaramos la temporada que les espera a los Españoles en la NBA buscando un jugador al que equipararlos. Empezamos con los españoles que debutan en la mejor liga del mundo y con Sergio Rodríguez en su nueva aventura, ahora como veterano.
Este año la NBA va a tener un marcado acento español, pues hasta diez serán los representantes de nuestro país en la mejor liga del mundo.
Unos debutantes, otros veteranos, todos tienen la ilusión de realizar la mejor campaña posible con su equipo. Sin embargo, no todos parten con los mismos objetivos. Unos pelearán por el anillo, otros por entrar en playoff y otros por consolidarse en la liga.
Pero, al margen de los objetivos de equipo de cada uno, todos miran de reojo a sus propios objetivos personales. Desde aquí vamos a proponerles a cada uno de ellos un espejo en el que mirarse en esta nueva temporada para intentar lograrlos. Empezamos con los españoles que debutan en la mejor liga del mundo y con Sergio Rodríguez en su nueva aventura, ahora como veterano.
Sergio Rodríguez / Sam Cassell:
La situación de Sergio Rodríguez es tan atípica que es casi imposible encontrarle un espejo en el que mirarse. Nunca un jugador europeo había estado cuatro años jugando en la mejor liga del mundo, se volvió a su país para ganar todo lo que se podía ganar (tanto a nivel de club como de selección) y con 30 años decidió volver a tierras norteamericanas y además a un equipo que se ha ganado un hueco por méritos propios entre los peores equipos de la historia y que no tiene ningún tipo de aspiración para esta temporada.
La única meta de ‘el chacho’ es disfrutar de sus últimos años de baloncesto y si puede ayudar al equipo a volver a ser competitivo, pues mejor que mejor. En este sentido podíamos haber elegido a Pablo Prigioni, pero el equipo en el que recaló (los knicks) estaba acostumbrado a jugar playoff cada año, así que, por intentar ser un poco más ambiciosos, nos hemos quedado con Sam Cassell.
El jugador americano venía de dirigir a los Timberwolves en la mejor época de la historia de la franquicia, pero las lesiones apenas le habían dejado jugar la campaña anterior y el GM de los Wolves decidió mandar al jugador de 36 años a los Clippers.
El equipo angelino llevaba nueve años sin entrar en playoff y solo lo había logrado en tres de las últimas 29 temporadas (con dos cambios de ciudad de por medio), llegando a realizar campañas de nueve victorias sólo unos años antes.
Si bien es cierto que el año anterior el equipo sufrió una ligera mejoría, ese año Cassell les dio el salto de calidad suficiente, no sólo para meterse en playoff, si no para pasar a segunda ronda por primera vez en su historia y forzar un séptimo partido contra los Suns en semifinales de Conferencia.
Si Sergio consigue este año la mitad de lo que consiguió Cassell con aquel equipo perdedor, podremos darla por una campaña exitosa.
Juancho Hernangómez / Kevin Love:
Un joven jugador con mucho talento. Con capacidad para jugar de tres, pero que su altura, su innato talento para el rebote y su capacidad para abrir el campo lo convierten en un cuatro perfecto para los sistemas actuales.
Además, el hecho de caer en un equipo sin muchas pretensiones ayudará a que, además de disponer de más minutos que en algún equipo que se juegue más, podrá centrarse en aprender y mejorar.
Estamos hablando de Juancho Hernangómez, pero bien podríamos estar haciéndolo de un joven Kevin Love que, allá por 2008, desembarcaba en la liga con una tarjeta de presentación similar.
En aquellos Timberwolves a la deriva Love fue creciendo como jugador y, en solo tres temporadas, había pasado de promediar 11 puntos, 9 rebotes y un pobre 10% en triples, a hacer 20 puntos, 15 rebotes y un 41% desde la línea de tres.
Quizá si Love hubiese caído en un equipo más competitivo, que no le hubiese podido dar tantos minutos o que le hubiese pedido más en defensa, nunca hubiese llegado a ser el jugador que es hoy en día. Nunca lo sabremos. Lo que si sabemos es que en aquellas circunstancias consiguió crecer significativamente como jugador y que este año Juancho puede disfrutar de un marco muy parecido.
Willy Hernangómez / Steve Adams:
La nueva aventura de Willy en NY va a estar marcada por dos conceptos: ‘aprender’ y ‘aprovechar su momento’. Otro pivot de su misma generación podría explicarle como maximizar estos conceptos. Es Steve Adams.
El jugador neozelandés llegó a la liga hace tres años, sin mucha experiencia profesional pero avalado por una decente posición en el draft. Desde el principio dejó ver muestras de su calidad, pero siempre a la sombra del pivot titular, Perkins. A pesar de su suplencia y escasos minutos, Adams fue elegido en el segundo quinteto de rookies.
En su segundo año, a pesar de seguir siendo suplente de Perkins y de la llegada de Kanter, subió sus números de 3’3 puntos y 4’1 rebotes en 14 minutos, a 7’7 y 7’5 en 25 minutos.
Ya había gente que pedía su titularidad a gritos, lo cual le llegó en su tercera temporada, en la que continuó aumentando todos sus números. No contento con esto, en el momento clave de la temporada, en los playoff, Adams se destapó como uno de los pivots más prometedores de la liga y en la temporada que comienza será uno de los jugadores a seguir en toda la liga.
Seguro que Hernangómez firmaría una ascensión como la del jugador de Oklahoma. Y no podría tener un mejor guion. En la ciudad más importante del mundo y aprendiendo de uno de los mejores pivots de los últimos años, Joakim Noah.
Y quién sabe, si las lesiones tratan al francés como en los últimos años, quizá tenga más minutos para lograrlo de lo que esperaba.
Alex Abrines / Brent Barry:
Este va a ser un año especial en Oklahoma. La marcha de Durant se notará obligatoriamente y Westbrook se convertirá en omnipresente y casi omnipotente. El tiempo que el base acaparará el balón, sumado al alto ritmo al que juega el equipo convertirá al resto de jugadores en especialistas. Y eso es lo que le van a pedir al mallorquín, ser una amenaza desde la línea de triple, aunque desde aquí sepamos que es capaz de hacer mucho más.
Durante los 13 años en la liga de Brent Barry eso es precisamente lo que le pasó. Ya fuese como titular especialista o como suplente de lujo, por todos los equipos por los que pasó ‘el hijo de Rick’ fue una autentica amenaza desde la línea de tres puntos.
Pero Brent era mucho más que eso. Era un jugador inteligente, con buena visión de juego, llegando a repartir más de cinco asistencias durante tres temporadas consecutivas. Y, a pesar de su apariencia, era un jugador de un gran físico, como demostró en aquel mítico concurso de mates de 1996 en que consiguió hacerse con la victoria en su primer año en la liga (año que, además, acabó por encima del 41% en triples).
En su debut en la liga sería un gran espejo en el que mirarse para Abrines. Y ojalá que en unos años su evolución nos lleve a cambiar su espejo por el de gente como Paul George.