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Portland Trail Blazers: los guerreros de Terry Stotts
La palabra reconstrucción no existe en “Rip City”, un equipo que ahora tiene un reto mayúsculo, batir a los del 73-9.
Cuando pierdes 4 titulares como Wesley Matthews, Nicolas Batum, LaMarcus Aldrige y Robin Lopez sabes que la temporada va a ser dura, asumes una reconstrucción de varios años construyendo un proyecto de futuro en torno a un genial base como Damian Lillard, pero sin demasiadas esperanzas de repetir los éxitos que se habían ido cosechando desde hacía dos temporadas.
Los Blazers tan solo habían logrado superar la 1ª ronda de Playoffs una vez en los últimos 15 años, tras aquel miraculoso triple de Lillard sobre la bocina del sexto partido para aniquilar a los Rockets. Pero en aquel equipo hacían pleitesía las cuatro bajas veraniegas más el nuevo ídolo del Moda Center. Nadie se esperaba ni a principio de temporada ni en abril, que los Blazers como mínimo, ya hayan igualado el registro de 2014.
Las previsiones les colocaban no más allá del antepenúltimo puesto en un Oeste algo venido a menos, aun con esas, casi era más probable el título de liga del Leicester, que un 5º puesto de los de Oregón.
Rompiendo con los pronósticos y sin ninguna presión, ¿cuál era el límite de los Blazers en la post-temporada? La diferencia de nivel entre los 4 cabezas de serie del Oeste con los que cerraban el octágono era bastante palpable, pero Portland se había ganado durante la temporada, como mínimo ser el rival más duro para los 4 favoritos en 1ª ronda. No lo iban a tener sencillo ante unos Clippers que habían acabado enrachados, con un Griffin que iba cogiendo sensaciones y un Chris Paul que no quiere irse de la pelea por ser el mejor base de la NBA. Pero aún hay más, dos visitas al Staples Center y la serie ya marchaba 2-0, algunos ya pensaban en como parar a Curry, Thompson y Green en la siguiente ronda.
Pero en toda película existe un “plot ploint”, un giro de guion, un volantazo que cambia todo por completo; pero en esta desde luego hay más de uno.
El primero lo encontramos en un premio, el de “Jugador más Mejorado” que recibe sin apenas discusión C.J. McCollum justo antes del “Game 3”; en los 4 partidos tras recibir el galardón el escolta ha promediado 23,3 puntos, los dos partidos anteriores, 12,5.
El segundo y más importante sale del “Game 4” ,faltaban 6:34 para finalizar el tercer cuarto, cuando Chris Paul intenta evitar la canasta de Henderson, su dedo se engancha con el pantalón del #9 de Porland y se fractura el quinto metacarpiano del dedo corazón, algo más que eso se les debió romper a los fans de los Clippers al enterarse que su estrella se perdería de 2 a 3 semanas de Playoffs, es decir hasta una hipotética Final de la NBA. El infortunio de los Clippers no iba a acabar ahí, y es que exactamente 3 minutos después se iba a lesionar la otra parte del binomio de la “Lob City”, Blake Griffin, y lo que el día anterior fueron sonrisas por la lesión de Curry que le impediría estar en la siguiente ronda, ahora se convertían en un auténtico mar de lágrimas para unos aficionados que ya se habían olvidado del historial gafe de la franquicia.
Tercer “plot point”, la explosión de Aminu y Plumlee. Portland buscó talento joven y potencial para cubrir la sangría de bajas veraniega, y algo mejor que un tinto de verano han encontrado en hombres como el polivalente alero nigeriano o el ex de los Nets. Ambos se han destapado en esta serie como piezas clave del presente y del futuro Blazer, si Lillard y McCollum ponen la magia y los puntos, estos dos ponen todo lo demás, y ojo que Aminu se fue hasta los 30 puntos con 6 triples en el 4º partido, y Plumlee hasta los 14 rebotes y 10 asistencias en el mismo.
A partir de aquí todo está escrito, 5º partido en Los Ángeles que se llevaron los visitantes y ponían el jaque en la eliminatoria, y un 6º que bien podría ser obra de un guion de Tarantino y Hitchcock. Con un Austin Rivers desangrándose por el parqué, recibiendo 11 puntos de sutura y anotando 21, con un Jordan doblándose el tobillo en los minutos finales del encuentro para regresar cojo, y un Plumlee en la línea de tiros libres cuando restaban 14 segundos y el marcador señalaba un empate a 103. A partir de ahí del resto de la película se encarga Don Ross, el director de “Un final feliz”; el pívot anota los dos tiros, intimida el tiro de un Crawford desatado y atrapa el rebote; vuelta a la línea de libres para anotar uno. Canasta, partido y eliminatoria.
Ahora muchos entienden porque Terry Stotts se había quedado a solo 46 votos de Steve Kerr en el premio al “Mejor Entrenador” cuando hace justo unos días esos mismos se preguntaban cómo era posible que hubiese quedado por encima de gente como Popovich, Casey o Stevens.
La palabra reconstrucción no existe en “Rip City”, un equipo que ahora tiene un reto mayúsculo, batir a los del 73-9. Porque estos Trail Blazers son auténticos guerreros, aunque ese apellido lo lleven los de la Bahía, que deberían compartir tal honor con su próximo rival.