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De puñetazos en la NBA va el tema
El ‘altercado Blake Griffin’ ha reabierto uno de los aspectos más desagradables de la NBA. Cuando a los jugadores se les va demasiado la pinza. Te contamos otros casos y cómo acabaron.
Pongámonos en situación. Varios jugadores de los Clippers y del equipo de asistentes toman algo en un restaurante de Toronto. El equipo está de gira por el Este, volviendo a reencontrarse tras un inicio de campaña algo dubitativo y lo mejor de todo, su gran estrella, el máximo anotador del equipo, está a punto de regresar a las canchas tras un mes de baja por una lesión de cuádriceps. Pero entonces se forma el embrollo. Cuatro frases subidas de tono (o quizá unas cuantas más), y la estrella acaba golpeando al utillero. La estrella se rompe la mano derecha. El utillero acaba con la cara echa un Cristo y dolores de cabeza que aún le perduran.
Se intenta tapar el bulto. Blake Griffin regresa a Los Ángeles con un comunicado escueto que apenas unas horas después solapa otro emitido por la franquicia. El comunicado comienza con una frase tan sincera como surrealista:
“Blake Griffin sufrió una fractura en el cuarto metacarpiano de su mano derecha al lanzar un puñetazo el 23 de enero en Toronto”. Eso reza el texto. Ni más ni menos.
El ‘altercado Blake Griffin’ sigue levantando suspicacias hasta casi dos semanas después de que haya sucedido. Y no es para menos. La bola de nieve se ha ido haciendo cada vez más grande conforme conocíamos la intríngulis del caso. Matias Testi, el asistente de los Clippers en cuestión y culpable de romperle con la cara la mano a Griffin era a la postre un grandísimo colega del jugador, con el que se había ido de vacaciones. De momento no se ha pronunciado, aunque basta ver cómo en su perfil de Twitter -del que parece no ser muy asiduo- su último mensaje es un retuit de una felicitación del hasta ahora glorioso cuatro de los Clippers.
Happy bday to my boy @matit99 and put some clothes on please. http://t.co/Ic35ON2THm
— Blake Griffin (@blakegriffin32) junio 10, 2013
¿Pelea entre colegas que se fue de las manos? Seguramente, pero el asunto se ha tomado como de estado mayor -no sin razón- por lo que implica una estrella de la NBA dando semejante imagen y por un aspecto muy mal visto en el ámbito deportivo, y también, por qué no decirlo, de honor personal: el gigantón metiéndose con el chiquitín.
El resultado es que a los Clippers se les ha presentado un marrón de tres pares de narices. Con la estrella lesionada por un mínimo de dos meses, una imagen horrenda aunque lo primero que hiciera fuera pedir perdón, y la diatriba de pensar cómo remontar un vestuario donde un jugador ha pegado a un miembro del equipo asistente, por mucho que hagan bueno aquello de pelillos a la mar.
Todas las pelas son absurdas, pero algunas más que otras
Sin embargo, no es ni mucho menos la primera vez que un jugador de baloncesto confunde su deporte con el boxeo callejero. Este mismo año hemos tenido también el episodio de Jahlil Okafor, el rookie de los Sixers golpeó a un fan de los Celtics sin venir a cuento que acabó con una sanción. O de forma incluso más perpleja, la supuesta pelea que mantuvieron Matt Barnes y Derek Fisher por un lío de faldas del que se enteró todo el mundo.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=1yxw-Zl9qlI[/youtube]
Pese a esto, el caso de los Clippers es distinto porque afecta directamente a la continuidad deportiva del equipo -y los rumores de traspaso han sido aupados por la buena racha actual-. Su caso recuerda, en parte, al puñetazo alocado que debió lanzar Amare Stoudemire a un extintor. La historia se saldó con el ala-pívot fuera de las canchas durante la primera ronda de unos PlayOffs que si partían ya con los Knicks como perdedores virtuales, acabó poniendo en bandeja el pase a los Heat de LeBron que acabaría a la postre llevándose su primer anillo. A veces uno no sabe cómo su acto más absurdo puede facilitar poner un pedacito más en la historia.
Como entonces, las mofas a la ‘pelea del extintor’ fueron igual de buenas que las de ahora. Quizá lo único rescatable de un acto tan inútil y poco favorable:
Unreleased footage of Blake Griffin hurting his handhttps://t.co/1wTH18ofoT
— Bleacher Report (@BleacherReport) enero 26, 2016
Los más grandes también reparten
Pero quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Nadie, incluso los más grandes, han estado libres de un calentón contra sus propios compañeros. Esta temporada, en medio de la vorágine de anécdotas a raíz de la retirada de Kobe Bryant, conocimos en una entrevista a su excompañero Samaki Walker que ‘The Black Mamba’, si siempre ha tenido fama de malos humos, cuando era joven debía ser peor.
Samaki Walker fue uno de esos jugadores drafteados que se pueden añadir a la lista de las peores elecciones de la historia. Fue elegido en el puesto número 9 del Draft de 1996 -el mismo precísamente que Bryant, que fue elegido en decimotercera posición-. Tras jugar en los Mavs, Samaki compartió vestuario con Kobe en los Lakers entre 2001 y 2003. Y ahí probó su mal carácter.
“Solíamos competir cada entrenamiento a ver quién metía una canasta desde el medio del campo. Nos jugábamos 100 pavos. En una ocasión en la que ganó Kobe, vino contra mí al salir del pabellón pidiéndome el dinero. Le dije que no tenía el dinero ahí mismo y que se lo daría otro día. Y de repente me soltó un puñetazo”, explicó el ex NBA, que después desarrollaría su carrera en Asia en la entrevista concedida a CBS radio.
Ni el mismísimo Jordan se ha librado de las malas lenguas. Tanto Will Perdue como Steve Kerr probaron su mala leche en los entrenamientos. En el caso del actual entrenador de los Warriors, Jordan llegó a poner la voz a una recreación que realizó la ESPN años después.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=naUt6FMsS6M[/youtube]
Pero sí hay un ‘pegón’ por antonomasia en la historia de la NBA ese es sin duda alguna el ucraniano -entonces soviético- Aleksandr Volkov, uno de los primeros europeos en dar el salto a la NBA (Hawks 89-92) que llegó a la competición con graves problemas en sus muñecas… que después se supo que respondían a las continuas peleas que había tenido con sus compañeros del CSKA de Moscú.
Poca broma
Hasta aquí los altercados que se saldaron medianamente bien -a la espera de ver qué pasa con Griffin-. Porque desde luego, cuando han aparecido los puños en una cancha de baloncesto pocas veces se ha podido después de pasado un tiempo verlos con cierta perspectiva curiosa o anecdótica. Basta con recordar la pelea del Palace entre Pistons y Pacers de 2004. O como no, el traumático puñetazo que recibió Rudy Tomjanovich el 9 de diciembre de 1977 por parte del Laker Kermit Washington.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=BI8nVJLHDMo[/youtube]
Las crónicas cuentan que aquel golpe en medio de una tangana sonó como una bala, dejando a Rudy inconsciente, tumbado en medio de la pista, y con la mandíbula partida. Se llegó a temer por su vida. Washington recibió entonces la mayor sanción de la historia de la NBA con 60 días de suspensión y 10.000 dólares de multa. La liga endurecería a partir de ahí su reglamento e introduciría el tercer árbitro. Ambos jugadores no se reunirían hasta 25 años después para asentar la paz, con Tomjanovich ya convertido en un entrenador de éxito tras ganar dos anillos con los Rockets de Olajuwon.
Y es que amigos, al final hay que aspirar a que con el paso del tiempo estas cosas acaben siempre con un apretón de manos de por medio. Y si no confiáis en ello, mirar al mismísimo Michael Beasley, loco donde los haya hace solo unos años, poniendo paz cual hombre de mesura.
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