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El acelerón de Drummond y los Pistons
El objetivo del pívot de la Motown es claro: el 30-30, una estadística repetida 129 veces en la NBA en los 50, 60 y 70, en especial gracias a Wilt Chamberlain.
Hay jugadores que, por diversas razones, se sienten muy cómodos siendo una pieza del engranaje de un equipo. Véase Kyle Korver en el rol de triplista, Jamal Crawford en el de sexto hombre o Matt Bonner como mano derecha de Popovich (creo que lo podemos considerar un rol a día de hoy). Normalmente, cuando este tipo de jugadores salen de ese rol para tomar uno de mayor responsabilidad suelen acabar en una habitual situación inversamente proporcional de peor juego.
En el polo opuesto, están los jugadores que necesitan ser ellos mismos a lo grande. No les vale que les dejes ser ellos durante 15 minutos porque no destacan tanto como siendo el jugador franquicia del equipo. Véase el caso de Stephen Curry tras desaparecer Monta Ellis de Golden State; Paul George ‘aprovechando’ las lesiones de Danny Granger en Indiana; y, ahora, Andre Drummond sin Josh Smith ni Greg Monroe en una zona sobreexplotada.
Los Pistons han tardado casi 3 años en darse cuenta de que ni Brandon Jennings, ni Monroe, ni Josh Smith eran la solución a la falta del jugador franquicia que tenía el equipo. La solución era Drummond. Desde su segundo año lleva demostrando de la misma manera que ahora que puede ser el mejor reboteador de la liga, y eso con Greg Monroe al lado.
Liberado de sombras amigas en la pintura, Drummond está cazando 20,3 rebotes (y haciendo 20,3 puntos) por partido este año, habiendo rozado el 30-30 ya en un par de ocasiones. El 30-30, una estadística repetida 129 veces en la NBA en los 50, 60 y 70, en especial gracias a Wilt Chamberlain. Desde entonces, solo dos casos: En 1982 Moses Malone hizo 38 puntos y 32 rebotes en un partido; en 2010, Kevin Love hizo 31 y 31. Son los dos últimos que lo han hecho. Drummond, con casi total seguridad, va a ser el tercero en más de 30 años.
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No solo a números se refiere la cosa. Detroit está siendo el equipo revelación con 4 jugadores que están explotando a la vez: Marcus Morris, Caldwell-Pope, Reggie Jackson, y el ya mencionado Drummond como líder. Nadie esperaba un 5-1 de entrada. De hecho, prácticamente nadie les esperaba.
Menos aún, teniendo en cuenta que han empezando la temporada sin Brandon Jennings por una lesión en el talón que le mantendrá apartado del parqué hasta mediados de diciembre. Era su teórico jugador franquicia. Lo era, porque ahora se puede poner fácilmente en evidencia con lo que está haciendo Andre Drummond. Tampoco nos podemos olvidar de que Stan Van Gundy tiene gran parte del mérito, porque pocos entrenadores hay capaces de rearmar un desastre veraniego como el que parecía haber en Auburn Hills.
En el corto plazo, va a haber dos claves para el desarrollo de la temporada de los Pistons de Van Gundy. La primera va a ser la adaptación de Jennings cuando vuelva en diciembre a un sistema que parece gustar a todos los actores protagonistas. A Reggie Jackson no le gusta chupar banquillo, algo que quedó patente en Oklahoma City, donde tenía a todo un Westbrook delante. En Detroit, Jackson está siendo el líder anotador del equipo, y es más que obvio que este rol le gusta porque los puntos le llegan porque le dejan hacer, y Jennings es un jugador de un corte parecido.
La segunda clave va a estar en manos de Van Gundy, y es mantener en pie la estructura que ha creado. Ni Marcus Morris (al menos no sin su gemelo), ni KCP, ni Jackson habían llegado a destacar a este nivel en ningún momento de su carrera, por lo que el proyecto, pese a las sensaciones que ahora desprende, sigue igual de inestable. Una pronóstico de una temporada por las dos primeras semanas puede llevar a tantos errores en el diagnóstico como hacerlo en verano.
En cualquier caso, estas dos semanas han vuelto a poner en el centro de las miradas a una franquicia histórica de la NBA que, por errores en los despachos y por la crisis de una ciudad cuya principal industria se ha ido prácticamente a pique, llevaba parada mucho tiempo en tierra de nadie. Así que, tras el acelerón inicial, habrá que ver si Drummond y los Pistons pueden mantener la velocidad y durante cuanto tiempo.