La vuelta de Blake Griffin no evita que los Clippers sigan en tierra de nadie

Segunda temporada de Doc Rivers al frente del banquillo de los Clippers. Cuarta con la dupla constituida entre CP3 y Blake Griffin y rodeados ahora sí de un roster que parece del acomodo del entrenador. Pero Los Ángeles Clippers parecen este año más endebles de cara a tenerlos como un equipo contender hacia el anillo de la NBA.

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Superada la situación provocada por las salidas racitas de Donald Sterling, los Clippers parecían este año ser más molones que nunca. Nuevo propietario, equipo consolidado y ese aire de equipo resarcido que le de la etiqueta cada vez más vieja de ser ‘el equipo pobre de L.A’. Sin embargo, las cosas no acaban de funcionar por Lob City. Este domingo cayeron en un apretado duelo ante los Rockets de James Harden, que pese a seguir teniendo la ausencia de Howard, se bastó para tumbar el partido con 34 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias.

Y todo ello a pesar del regreso de Blake Griffin, ausente desde el All Star, que pareció estar completamente recuperado de la infección en el codo que le obligó a tratarse (11 puntos y 11 rebotes en un partido muy trabajado para él). Pero nada de eso sirvió, y los angelinos cosecharon su segunda derrota consecutiva ante un rival directo. La anterior, el viernes ante Dallas por 20 puntos de diferencia, fue aún más sangrante.

Esta vez Chris Paul tomó también las riendas anotadoras de los suyos con 23 tantos, pero apareció el fantasma que parece perseguir a uno de los mejores y más seguros bases de la liga. El clutch time (situaciones de partido de +/- 5 puntos con dos minutos por disputarse), no es tiempo para los Clippers.

Anoche, CP3 se jugó un tiro con posibilidad de prórroga que acabó en airball. Hace dos semanas, contra otro equipo directo como los Grizzlies, una fatídica pérdida (absurda para un jugador que solo hizo 5 pérdidas en los primeros 6 partidos de este curso) dejó sin posibilidades de victoria a los suyos. Y todo ello con el telón de fondo de la pasada campaña, cuando los de rojo y azul, tras conseguir el mejor récord de su historia en temporada regular, cayó ante los Thunder en semifinales de PlayOffs, en una serie que se vio fuertemente desestabilizada tras dos pérdidas de órdago del propio base en los segundo finales del quinto partido.

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Pero más allá de eso, y ante la imposibilidad de dudar de la calidad real de Paul, a los Clippers hay una pieza que no les acaba de encajar. Es un equipo con tiradores consumados, con un base catalizador, y un jugador en rango de superestrella como lo fue el Blake Griffin del año pasado. El resultado, 42 victorias y 25 derrotas en los que va de temporada y sextos del Oeste notando como se acercan por detrás Mavs y Thunder. En especial los segundos, sin Durant por el momento.

La duda llega porque, a pesar de conseguir grandes clasificaciones en los últimos tres años, los Clippers nunca han conseguido pasar de semifinales tras caer contra San Antonio (2012), Memphis (2013) y Oklahoma después (2014). El precio por competir en el Oeste está muy caro, eso es obvio, pero los Clippers son ya un equipo con una continuidad que quizá debería haber demostrado su mejor nivel. Demos tiempo al tiempo, pero esperemos que no se acabe.