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Milwaukee Bucks: Los ciervos salen de caza
Tras años de incertidumbre, las cosas se empiezan a hacer bien por Milwaukee, un equipo con el que nadie contaba a estas alturas de la temporada.
Poca gente contaba con ver a Milwaukee Bucks tan arriba en la clasificación a falta de dos meses de competición y tras lograr el peor récord de la liga la temporada pasada con un paupérrimo 15-67.
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Los Bucks apostaron el pasado verano por un entrenador sophomore como Jason Kidd, que no estuvo a la altura del mega proyecto de Brooklyn Nets el pasado curso. Kidd llegaba sin presión a un equipo sin grandes aspiraciones inmediatas y con una mezcla de jugadores muy jóvenes y veteranos problemáticos. El objetivo de superar las 15 victorias era, eso sí, más que asequible y la esperanza de tener más papeletas que nadie para hacerse con el número uno de un draft lleno de talento, dibujaba optimismo en el rostro de los aficionados. Finalmente consiguieron elegir en el segundo puesto y seleccionaron a Jabari Parker, un potente alero con gran proyección de futuro que maravilló en su única temporada en la prestigiosa Duke.
El inicio de campaña estuvo envuelto por los problemas fuera de las canchas de su pívot titular Larry Sanders, que incumplía por enésima vez el programa anti-drogas de la NBA. Apartado del equipo, los jóvenes Bucks lograron conseguir grandes victorias e ir ascendiendo puestos sin hacer mucho ruido entre la élite de la Conferencia Este.
Comandados por un polivalente base como Brandon Knight, la imparable progresión de “The Greek Freak” Giannis Antetokounmpo y la acertada elección de Parker, unidos a la aportación de John Henson, Jerryd Bayless, O.J. Mayo o Khris Middleton convirtieron a los de Wisconsin en la sensación de la liga.
Entonces llegó el 19 de febrero, fecha límite para los traspasos y donde las franquicias intentan conseguir algún cromo a última hora que les falte en su álbum.
Los Bucks no entraban en las quinielas para tener una jornada movida en los despachos, ya que todo funcionaba bien y si algo funciona no se debe tocar, un tópico que parece no gustarle al General Manager John Hammond, que decidió traspasar sobre la bocina a Knight y al base reserva Kendall Marshall, un movimiento sorprendente a primera vista y que generó gran incredulidad. Pero a cambio recibieron al Rookie of the Year Michael Carter Williams, procedente de unos Philadelphia 76ers en plena demolición. También lograron hacerse con Miles Plumlee, un interior que explotó hace dos temporadas en Phoenix Suns y que será de gran importancia en la rotación de Kidd tras el despido de Sanders, y el joven base Tyler Ennis.
El juego de Carter Williams se asemeja más a lo que busca el entrenador, robar y correr, y aunque Knight asimilaba bien esa función, el ex base de los Sixers tiene más visión de juego y más velocidad de manos, además de sumar más centímetros a un perímetro plagado de altura. El déficit del tiro exterior se compensa con grandes lanzadores como Mayo y Middleton que ahora tendrán más libertad cuando MCW penetre y abra el balón a las esquinas.
Pese a la lesión de Jabari Parker para toda la temporada que se preveía iba a suceder, casualmente a Carter Williams, los Bucks han sabido reponerse y moverse bien en el mercado para crear una plantilla más joven pero más competitiva todavía.
Estarán en post temporada sin demasiados problemas, aunque presumiblemente se verán las caras con algún “ogro” que les impida alcanzar metas más altas, pero estos Bucks ya se han cansado de ser cazados y han decidido salir de su coto para verse como una alternativa real del trono en la furtiva NBA.