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10 preguntas sin respuesta para un largo verano sin NBA

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10 preguntas sin respuesta para un largo verano sin NBA

Aunque hoy comiencen los Juegos Olímpicos, queda mucho desierto por delante. Te proponemos algunas preguntas para superar el estío: ¿Cuántos triples-dobles será capaz de firmar Russell Westbrook? ¿Cuánto echaremos de menos a Tim Duncan? ¿Seguirá siendo Spike Lee el único fan que anime a los Knicks a partir de febrero?

Los aficionados al baloncesto NBA padecen cada año el mismo trauma. Tras la emoción de los play-offs y la locura de la última serie final, brota, por sorpresa, el vértigo de saber que hasta el mes de octubre no volverá a ver en acción a sus equipos favoritos. El síndrome de abstinencia hace estragos. El 20 de junio supimos el nombre del nuevo campeón de la mejor liga del mundo y el draft o la Summer League apenas sirven para quitar el hambre. Al menos en este 2016 hay unos JJOO que echarse a los ojos, aunque un EEUU-Venezuela no parece que vaya a ser el encuentro más igualado de la historia. Estas son las 10 preguntas, que no podremos resolver hasta que no vuelva a ponerse el balón en juego, que nos hacemos durante este largo verano.

¿Estamos preparados para ver en acción al perímetro de los Warriors?

Quiero decir… preparados de verdad. La experiencia de contemplar un backcourt formado por Stephen Curry, Kevin Durant y Klay Thompson tiene muy pocos precedentes en cualquier ámbito deportivo. Entre Durant y Curry han monopolizado el galardón de MVP desde la temporada 2013-14 y han liderado cinco veces la competición en en puntos por partido. De Klay Thompson solo se puede decir que si jugara en cualquier otro equipo todo el ataque giraría en torno a él. Por descontado, hay que recordar que Draymond Green también ofrece garantías desde la línea de tres, sobre todo cuando lanza frente a la canasta. Estos Warriors 2.0 dan miedo.

¿Seguirá siendo Spike Lee el único fan que anime a los Knicks a partir de febrero?


En otras palabras… ¿Están capacitados los neoyorkinos para volver a ilusionar con, al menos, disputar el play-off? Con la plantilla en la mano, todo hace indicar que sí. El aterrizaje de Derrick Rose en la Gran Manzana ya no representa el seísmo que habría supuesto hace solo tres temporadas, pero la suerte es caprichosa; igual que las lesiones se cebaron con él en Chicago tras ser el MVP más joven de la historia, esta vez pueden darle la tregua que necesita para seguir demostrando su enorme calidad. La reconstrucción en el Garden es total; llegan Courtney Lee, Brandon Jennings, Maurice Ndour, Mindaugas Kuzminskas y Joakim Noah. Y siguen Carmelo y Porzingis. Son buenos mimbres.

¿Es descabellado imaginar a Pau Gasol con un tercer anillo?

Si había un equipo indicado para que firmara con él el bueno de Pau, esos eran los Spurs. Una perfecta y engrasada máquina de jugar al basket que ha perdido al ya legendario Duncan, pero que conserva todos los mimbres para aspirar a todo. El mayor de los Gasol regresa a la Conferencia Oeste para integrarse en un bloque que ha hecho de la generosidad en el pase un arte y que cuenta con jugadores competitivos hasta el extremo, de esos para irse a la guerra con ellos. Aquí incluyo a Tony Parker, Kawi Leonard, Manu Ginóbili y LaMarcus Aldridge. Y, aun así, la mejor baza de la franquicia tiene casi 70 años y no se pone los pantalones cortos. Es Gregg Popovich, el entrenador favorito de los mejores entrenadores del mundo.

¿Qué les espera a los nuevos españoles en la NBA?

Nunca tantos españoles han jugado al mismo tiempo en la Liga. A los hermanos Gasol (Spurs y Memphis), Ibaka (Magic), Mirotic (Bulls), Calderón (Lakers) y Ricky Rubio (Timberwolves) se les suma Sergio Rodríguez (Sixers), Abrines (Thunder) y los hermanos Hernángomez, Willy en Nueva York y Juancho en Denver. La situación del ‘Chacho’ es la del que vuelve a intentar la aventura estadounidense después de haber ganado todo lo ganable en Europa. Llega, eso sí, a una escuadra por hacer y que se agarrará a Ben Simmons como a un clavo ardiendo. Los Hernangómez y Abrines lucharán por demostrar que la elección de sus clubes fue acertada. Ojo a la repercusión que puede tener Willy en la Gran Manzana. Que se lo digan a Porzingis.

¿Habrá un heredero de los últimos equipos revelación de la Conferencia Este?

Hace dos campañas fueron los Atlanta Hawks. Y en la pasada, unos Toronto Raptors que dieron guerra hasta el último aliento y que hasta le ganaron dos encuentros en las finales de conferencia a los Cleveland Cavaliers. Está por ver qué equipo podría ponerse en su lugar y dar la cara ante los grandes sin contar con, a priori, como equipo favorito para hacerlo. ¿Quizá los Celtics, que se han hecho con Al Horford y ya no se encomendarán solo a Isaiah Thomas? ¿O los Pacers, que presentan un quinteto más que solvente en la que puede ser la mejor temporada de Paul George?. ¿O el papel de equipo-sorpresa quedará, simplemente, vacante?

¿Ha dejado Kobe una maldición en sus amados Lakers?


Que la Mamba hipotecó las aspiraciones de toda un franquicia en la pasada temporada, con un sueldo por encima de los 30 millones a pesar de su dolorosa decadencia, es una verdad difícilmente rebatible. Ahí están los fríos números; nunca en la historia laker el equipo ganó menos encuentros. Ahuyentadas las estrellas de la Liga, de momento los movimientos desde la directiva no son para echar cohetes. Mozgov, que apenas contaba en los Cavs, un clase media como Luol Deng y un Calderón incombustible pero cuyos mejores años quizá ya pasaron. Queda aferrarse a D’Angelo Russell y, sobre todo, a un Brandon Ingram del que se esperan maravillas.

¿Cuánto echaremos de menos a Tim Duncan?


Puede que la decisión de seguir vestidos de corto de Paul Pierce, Kevin Garnett o Manu Ginobili logre aliviarnos y verles por las canchas nos haga aún suspirar recordando la pasada década, pero también es cierto que hay retiradas que marcan. Una de ellas es la de Tim Duncan, nada menos que 19 años al pie del cañón. El mejor ‘4’ de la historia no solo dejó un legado en forma de anillos y récords. El único jugador capaz de lograr el título en tres décadas distintas era en sí mismo un tratado de buenas maneras. El prototipo del buen chico elevado a su máxima expresión.

¿Está Cleveland acertando con sus movimientos para llevar a LeBron hacia el cuarto anillo?

Si hay algo delicado para un general manager de la NBA es gestionar un equipo que ha ganado el anillo. Tan importante es asegurar la continuidad de sus mejores jugadores (LeBron, Irving y Love), algo que en este caso está logrado, como acertar con los secundarios. Hay consenso en que a Jordan le habría costado mucho más ganar sus cuarto, quinto y sexto anillo si no hubiera sido por los Ron Harper, Steve Kerr o Tony Kukok. LeBron se enfrenta a la posibilidad de encaminar el empate a títulos que sus fans tanto desean para acabar con el último argumento al que los haters del Rey se aferran cuando se compara a ambas estrellas. De momento sabemos que la confianza en Tyronn Lue es absoluta, con esa prórroga de contrato por cinco años. Y que sigue Richard Jefferson, que llegan Chris Andersen y Mike Dunleavy y que Mozgov y Dellavedova ya no están en el barco.

¿Cuántos triples-dobles será capaz de firmar Russell Westbrook?

Ni Oscar Robertson ni Magic Johnson. El base más explosivo de la Liga hizo saltar por los aires el pasado año los registros de más triples-dobles en una temporada. Y va camino de repetir hazaña. Sobre todo, porque la ausencia de Kevin Durant le da el bastón de mando para él solo. El MVP de los dos últimos All-Star Game será agente libre el próximo verano y de esta temporada dependerá que el fajo de millones que le ofrezcan su futuros pretendientes sea grande o descomunal.

¿Ha llegado al fin el momento de los Timberwolves?

En Minnesota llevan tres temporadas cargando con esa frase que asegura que “son el equipo del futuro… y siempre lo serán”. Han acumulado tanto talento joven en las últimas campañas que la presión ha crecido de manera exponencial, más sobre los propios directivos responsables de cada elección que sobre los jugadores. Dos números uno del draft, Andre Wiggins y Anthony Towns, llamados a levantar a una franquicia un tanto deprimida. Que el presidente haya tenido que confirmar que no se plantea vender a Ricky también da que pensar.

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Storyteller. Sigo la NBA desde los 80.

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